viernes, 29 de noviembre de 2013
On 12:40 by Unknown No comments
Postura (lograr la correcta, mejorar
la incorrecta) parece ser un tema
para la mayoría de la gente que me encuentro.
Postura & dolor |
En lo superficial parece ser una cuestión de enderezar la columna y
alinear las partes del cuerpo de tal forma que el resultado comunique
elegancia, confianza y cierto je-ne-sais-quoi
de gracia natural. Si, además de eso, lográs mantener esa postura a lo largo
del día sin aparente esfuerzo… bueno, entonces te ganaste la lotería, y podés
olvidarte del tema por completo por el resto de tu vida.
¿Pero es realmente así de simple? La postura (buena o mala) se trata en realidad de mucho
más que la alineación de las partes de tu cuerpo. Esa apariencia externa no es
más que el reflejo de los engranajes de tu mente, tus emociones, el interior de
tu cuerpo mismo (intentá mantener una postura erguida en la mitad de un ataque
de cólicos) y el contexto en el que dicho cuerpo está inmerso en ese momento.
La postura no es más que una foto del momento presente. Por lo tanto, así como
el momento presente cambia de un instante al siguiente, la postura es tan
dinámica y cambiante como tu estado de ánimo, tus pensamientos y el clima.
¿Esto quiere decir que estamos condenados a sufrir de hombros
caídos y espaldas torcidas con cada curva que pega nuestro mundo interno y
externo?
No necesariamente. Aunque tu
mente y tu cuerpo se van a mover (porque esa es su naturaleza), tú podés
cultivar la capacidad de ser testigo de ese movimiento, sin salir corriendo
tras cada sensación física, pensamiento y emoción que se te pasa por enfrente.
Para lograr esto, vas a necesitar fortalecer ese centro calmo que existe dentro
tuyo, esa capacidad de atestiguar al funcionamiento de tus engranajes internos
sin identificarte completamente con ellos; quieres desarrollar la fuerza para
moldear las circunstancias para que se alineen con tus mejores intereses, en
vez de permitir que las circunstancias te alineen y moldeen a ti según sus
caprichos.
Y eso, mi amigo, requiere tanto conocimiento como
práctica.
Antes que nada necesitas del conocimiento; simplemente no podrías llegar a tu destino si no
conoces la dirección general en la que tu destino se encuentra. ¿Dónde
arrancarías y en qué dirección tomarías el primer paso? Es por eso que te
consigues un profesor de Técnica Alexander, quien te explicará todas las complejidades
del delicado equilibrio que existe entre tu cabeza y tu columna, y su dominio
absoluto sobre las bases de tu postura. Con sus mano, el profesor te dará una
maravillosa experiencia de cómo se ve y se siente esa posibilidad en tu propio
cuerpo y mente, demostrándote que no es algo más allá de tus capacidades, sino
por el contrario, algo que es sumamente natural para tu diseño, pero que
olvidaste el algún punto de tu camino por esta vida.
¿Eso es todo? Lamento
decirte que no.
Luego de adquirir la teoría (y habiendo experimentado sus efectos en tu clase, habrás
llegado a creer en ella), ahora necesitas
aplicarla, testearla, probarla para ver qué obstáculos se encuentran entre tú
y tu erguido destino. Si todo lo que necesitases fuese la teoría, entonces
serías de los bendecidos con el don del “aprendizaje por trasmisión directa” y
no estarías leyendo este blog. Pero seguramente estés entre la gran mayoría de
nosotros, que nos adueñamos del conocimiento paso a paso, aprendiendo de
nuestros errores.
Así que necesitas tomar este conocimiento y aplicarlo a
tu vida diaria.
Dado que los hábitos son pequeños
pero rudos gremlins que no se dan por
Gremlins |
A no ser que hayas llegado a
la Técnica Alexander para mejorar en tu hobby o actividad que te apasiona, lo
más seguro es que hayas llegado a la Técnica porque tu mala postura o no se ve
bonita o te está causando dolor, o ambas.
El problema con esto ultimo radica en el hecho de que cuando no tienes una
fuente externa de motivación (algo contra lo que puedas medir tu progreso y así
poder involucrarte apasionadamente en tu proceso, y algo donde el aplicar los
principios de la TA te sea natural y necesario), es posible que no te acuerdes
de aplicar los principios en absoluto. Seamos honestos, ¿cuántas veces te
acordás REALMENTE de observar tu uso cuando estás trabajando en la compu? Las
más de las veces, terminar con lo que sea que estás haciendo en la computadora te
resulta mucho más importante que cuidar tu uso en el proceso.
Quizás me digas que liberarte de tu dolor de espalda es algo que te motiva
mucho. Bueno, en mi experiencia, el dolor es motivación, hasta que el dolor se
va. Por lo tanto, aplicas los principios de la Técnica hasta que mejoras de tu
dolor, y luego te olvidas por completo de ello, tus logros en materia de
postura desaparecen gradualmente, vuelve el dolor, vuelves a tomar clases de TA…
y el ciclo se repite ad infinitum. Es como la perversión de la frase “si no
duele, no trabaja”. ¿Es esa realmente la filosofía desde la que quieres vivir
tu vida?
Entonces, ¿qué hacer con esto?
Bueno, necesitas una práctica consistente de
aplicación de los principios, necesitas fortalecer los nuevos patrones de
movimiento, y construir tono en la nueva integración corporal. Necesitas
llevarte a nuevos límites. Es en el espacio límite donde aparecen las
preguntas; es allí donde los gremlins del hábito muestran sus orejas,
permitiéndote ver dónde es que siguen vivitos y coleando. Necesitas un
laboratorio para la auto-exploración, 60 minutos dos veces por semana dedicados
exclusivamente a pensar en tu movimiento: cómo se flexiona tu cadera, cómo se
flexiona y extiende tu torso, cómo levantar un peso eficientemente (o levantar
tu propio peso eficientemente ya que estamos). En este laboratorio todas las
distracciones desaparecen; estás inmerso en la experiencia de tu cuerpo-mente…
y es aquí donde descubres qué tanto has integrado los principios a tu vida,
dónde no están claros aún, cuáles partes de tu cuerpo no están claras en tu
mapa, cuáles partes de tu proceso mental no están claras tampoco, etc. Así es
que cuando vuelves para tu próxima clase de TA, tienes un montón de preguntas que
realmente te importan para explorar con tu profesor.
En otras palabras, has un poco
de ejercicio. Hoy en día ya nadie disputa que el ejercicio es beneficioso tanto para tu
salud física como para tu salud mental; es imprescindible que muevas tus
articulaciones para no quedarte duro. Si la forma de ejercicio que elijes,
además trabaja en tu conexión cuerpo-mente, ¡tanto mejor!, estás consiguiendo
un 2x1.
Pilates Stability Chair |
Mi recomendación personal:
encontrá un buen instructor de Pilates. Mis alumnos de Técnica Alexander que además
toman clases semanales de Pilates son los que hacen los progresos más rápidos y
transformadores. Un proceso alimenta al otro y más rápido de lo que te puedas
imaginar estarás viniendo a tus clases de TA con preguntas fascinantes como: “¿Cómo
puedo hacer el roll-up sin tensionar mi cuello?”, y , “¿Podríamos ver cómo hago
para mantener mi equilibrio en el open-leg rocker?”, o, “¿Qué necesito pensar
para permitirle a mis caderas soltarse en el single-leg stretch?”
Una buena clase de Pilates es la major opción para los
alumnos de Técnica Alexander que quieren trabajar sobre su postura pero que no
tiene un contexto específico de aplicación para los principios – esas personas que llegan a la TA sin un ávido deseo de
cantar mejor, o jugar mejor al golf, o cualquier otra actividad que sea de
suprema importancia para ellas. Somos muchos los que estamos en esa situación
(yo solía ser una), personas que simplemente queremos que nos deje de doler la
espalda y que nuestra apariencia en el espejo se vea un poco más elegantemente
erguida, en vez del equivalente humano de una bolsa de papas.
Así que tenelo presente; si todo lo que quieres de la Técnica Alexander es
que corrija tu postura o que te saque el dolor [esos son efectos; visitá el
blog de la semana pasada para comprender por qué no queremos “hacer” los
efectos de una actividad, sino que queremos comprender los principios detrás de
la actividad que produce esos efectos], lo que necesitas es encontrar una
actividad que atrape tu mente y tu corazón. Y si no se te ocurre ninguna, encuentra
un estudio de Pilates; hará maravillas por tu resistencia, salud, y alimentará
tu deseo y apreciación de tus clases de TA.
Y si ya practicas Pilates (o
Yoga) y estás trancado en tu progreso, ya no hay avances, o son pequeños, a pesar de
todo tu esfuerzo, consistencia y diligencia; entonces encuentra un buen
profesor de Técnica Alexander y explorá las complejidades de los ejercicios que
encuentras desafiantes con él.
O si nada de esto te interesa,
entonces piensa en algo que simplemente ames
hacer; quizás sea tejer, leer, o hablar por teléfono. Lleva eso a tu
próxima clase de TA y pedile a tu profesor que te muestre cómo podés disfrutar
aún más de tu actividad favorita.
Como siempre, los comentarios,
las preguntas y los contra-argumentos son bienvenidos. Sentite libre de
compartir tus pensamientos en el espacio para comentarios que aparece abajo. Todos
aprendemos de todos, y tu comentario bien podría ser el momento “¡a-ha!” del
siguiente lector. ¡Comparte tu riqueza! ;-)
Victoria J
---
Image attributions:
"Postura & dolor" por Beth Sucamp
"Gremlins" por Inti
"Pilates Stability Chair" por John Ranaudo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario