Definir
la Técnica Alexander, de tal forma que se entienda por quienes no la han
experimentado, no es sencillo. Esto se debe a que es una técnica netamente
basada en la experiencia con nuestros propios sentidos. Pero voy a hacer mi
mejor intento…
En abstracto,
la Técnica Alexander es una reeducación del sentido kinestésico, o
sea, nuestra sensación de movimiento (kine:
movimiento, estesia: percepción). Esto
no ‘dice’ mucho, lo sé, y es que explicar la Técnica Alexander a quien no la ha
experimentado tiene algo parecido a explicar el viento. Decir: “El viento es el flujo de gases a gran escala” o “el viento es la compensación de las
diferencias de presión atmosférica entre dos puntos”, sólo tiene sentido ‘real’
para quien haya experimentado los efectos del viento en primera persona.
Quizás
el dilema tiene raíz en que la ‘técnica’ que desarrolló el señor Frederick
Matthias Alexander no es una serie de manipulaciones ni de ejercicios, sino
una serie
de ‘principios’ [1] que rigen nuestro
proceder. El profesor de Técnica Alexander da cuerpo y vida a
estos principios en su propia persona (ya que de eso se trató su exhaustivo
entrenamiento[2]),
y es principalmente a través de esta ‘encarnación’ de los principios que los
comunica al alumno mediante el uso de las manos y la palabra.
Dado
que no hay una serie de técnicas ni ejercicios específicos que aplicar, en las
clases de Técnica Alexander lo que se realiza en concreto depende mucho de los
intereses y estilo de cada profesor, y de las necesidades y objetivos del alumno. Es por esto que puedes encontrar clases de Técnica Alexander en
las que se trabaja principalmente con aspectos posturales, o vocales, o
aplicaciones a la danza, al deporte, o al lenguaje y expresión corporal.
Esta
variedad de aplicaciones radica en que la Técnica Alexander busca generar un cambio en la
reacción total que tenemos a los estímulos del ambiente (externo e
interno). Se busca lograr este cambio desde los hábitos que rigen nuestro
movimiento, y como consecuencia nuestro pensamiento.[3]
En el
proceso re-educativo que supone una serie de clases de Técnica
Alexander, indefectiblemente lo primero es volvernos conscientes de nuestros hábitos.
El profesor trabaja como un espejo, ayudándonos a percibir las tensiones
inconscientes que nos llevan a realizar ‘movimientos parásitos’
(innecesarios para la acción que nos propusimos), y a descubrir qué ideas,
sobre nosotros mismos y nuestro funcionamiento, se esconden detrás de esas tensiones.
Una
vez percibido lo hasta entonces ignorado, el profesor nos ayuda a encontrar
otro posible camino para nuestra reacción; uno que se adecúe más al diseño
anatómico y funcional de nuestro sistema mente-cuerpo.
Lamento
no poder profundizar más en mi explicación de qué es la Técnica Alexander, pero
temo que hemos llegado al punto en que las palabras ya no pueden suplantar la
experiencia. Por tanto, si te interesa ahondar más en el tema te sugiero
contactar un profesor y tener tu primera clase.
En
América Latina, puedes encontrar profesores a través de las Escuelas de
formación en Argentina, Brasil, y Uruguay, o puedes unirte al grupo de Facebook
de Técnica Alexander América Latina y hacer tus preguntas allí.
Si te interesa tomar clases conmigo, podés contactarme a vstanham@gmail.com
Suerte
en tu búsqueda.
- Victoria
[1] Estos
principios son:
1. Reconocimiento de la Unidad
Mente-Cuerpo
2. Reconocimiento de la Fuerza del
Hábito
3. Reconocimiento de la
importancia del “Control Primario” en la coordinación de
nuestra respuesta a un estímulo.
4. Reconocimiento que nuestro Uso afecta
nuestro Funcionamiento
5. Reconocimiento de la
importancia de la Dirección de nuestro Uso de nosotros
mismos.
6. Reconocimiento de la
importancia de la Inhibición de las respuestas innecesarias.
7. Reconocimiento de la
prevalencia e incidencia de la Apreciación Sensorial Descalibrada
[2] Las formaciones aprobadas por la Sociedad de Profesores de Técnica Alexander (STAT),
con sede en el Reino Unido, exigen una formación de no menos de 3 años (1600
horas), en las que el núcleo principal del aprendizaje del futuro profesor se
basa en incorporar los principios de la Técnica Alexander a su propio “uso de
sí mismo”, antes de que se le permita trabajar con la unidad mente-cuerpo de
otra persona. Esto lo diferencia de otras técnica corporales y psicológicas en
las que el eje del aprendizaje está en aprender cómo aplicar diferentes
técnicas sobre un paciente.
[3] La Técnica Alexander no suplanta la
terapia psicológica, ni la rehabilitación fisioterapéutica-kinesiológica, sino
que las complementa y las potencia.
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