Mostrando entradas con la etiqueta Actitud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Actitud. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de noviembre de 2014

On 21:21 by Unknown in , ,    2 comments

Hola. Acá estoy.

No estaba segura si estar acá hoy. Estaba aburrida y sin ninguna inspiración. ¿Qué podría ofrecerte hoy de valor?

Pero la Vida se trata de estar presentes, incluso (y quizás especialmente) cuando no todo es fuegos artificiales.

Algunas cosas se construyen un pasito a la vez. A veces es el mismo pasito una y otra vez.

Cambiar hábitos funciona así. No es algo instantáneo. Es algo que se contruye diciéndole no a lo viejo y diciéndole a lo nuevo, una y otra y otra vez.

Y todo comienza con presentarse al trabajo que tenemos enfrente. Incluso si aparentemente no tenemos éxito. Incluso si parece que el hábito gana la mayoría de las pulseadas.

Igual te presentás, porque al presentarte el hábito no ganó por default. Al presentarte, has ejercido tu poder de elección.

Si te presentás, cualquier cosa puede ocurrir. Cualquier cosa incluye lo habitual, claro. Pero también incluye todas las otras posibilidades, que ganan fuerza con cada vez que te presentás.

Así que si estás pensando en darte por vencido, si estás demasiado aburrido, cansado, o deprimido para que algo te importe ya… presentate igual. Simplemente ESTATE ahí, ABIERTO a lo que vaya a ocurrir.

Por eso estoy yo hoy aquí. Sin expectativas. Simplemente aquí… para mí… y para ti…

Victoria


viernes, 9 de mayo de 2014

On 9:23 by Unknown in ,    No comments
Sin embargo olvidé mencionar un dato importantísimo: cuando nos disponemos a aprender algo nuevo y totalmente ajeno a nosotros, necesitamos estar con una actitud abierta, de escucha con todo el cuerpo y la mente, sin pelearnos de antemano con lo que escuchamos. Quizás entendamos muy poco al principio, quizás algunas cosas que aprendamos sean tan diferentes a cómo las vivimos hasta ese momento que al principio las rechacemos instintivamente. Pero vale darse tiempo para escuchar, para aceptar que no entendemos todo, que algunas cosas se aclararán con el tiempo, y que puedo abrirme a la experiencia de a poco y hasta donde yo pueda manejar el nuevo estímulo.
Te cuento un ejemplo de mi semana pasada que ilustra esto bastante bien.
 El martes pasado fui a una clase de CrossFit. Confieso que estaba con miedo. Hace años que no hago ningún tipo de ejercicio físico que no incluya la palabra “consciencia” en su descripción. Pero me han recomendado construir masa muscular para lograr un mejor enraizamiento, resistencia y fuerza de carácter. Si aceptamos la idea de la unión psicofísica, esto tiene sentido: tengo una constitución un poco etérea, con una tendencia a “volarme” a planos de abstracción mental. Digamos que “hacer tierra” no me viene nada mal; y aunque hago Pilates 4 veces por semana y tengo muy buen tono muscular, la filosofía y actitud detrás del Pilates es precisión, cuidado y consciencia… y lo que a mí me recomendaron es un poco de sangre, sudor y lágrimas.

Así que allí estuve en el Box el martes a las 9am, muerta de nervios y semi-convencida que no iba a aguantar ni 20 minutos. Pero fui abierta a escuchar; dispuesta a cuidarme a mí misma ante todo, pero igualmente abierta a experimentar el sistema sin juzgarlo negativamente de antemano. El entrenamiento es de tipo “militar” y encarado y dirigido desde esa mentalidad. Para realmente entrar en la experiencia y sostener la demanda sobre cuerpo y mente, tenía que entrar en el espíritu de la cosa e ir a ese lugar mío que tiene algo de guerrera y que avala lo que estaba escrito (literalmente) en la pared: “no parás cuando te cansás, parás cuando terminás”.
¿Qué tiene que ver todo esto con lo que veníamos hablando la semana pasada sobre aprender propiocepción y lenguaje psicofísico?
Mucho. Te enumero lo más importante.
Para realmente aprender un nuevo lenguaje es necesario:
1) Interiorizarse también con la cultura de la que es parte: Sólo así podremos entender las sutilezas del lenguaje, y entrar en cuerpo y mente en el estado anímico que produce. El lenguaje que se hablan tu cuerpo y tu mente tiene su cultura también: está basado en la homeostasis, en el equilibrio dinámico entre fuerzas opuestas, entre estímulos y reacciones automáticas. Para realmente comprenderlo y llegar a hablarlo hay que entenderlo dentro de esta cultura.
2) Saber escuchar, ver, sentir a los “nativos”, o sea percibirlos en su totalidad: Sólo así podremos realmente entender la actitud psicofísica (de cuerpo, mente y alma) que se requiere para vivir la experiencia como un “nativo”. El lenguaje que se hablan tu cuerpo y tu mente tiene sus ritmos, su vocabulario, sus tiempos y cadencias, su entonación: está basado en ese juego de equilibrios y para percibirlo tenemos que abrirnos a percibir el juego de reajustes y entrar en esa actitud de escucha abierta.
3) Estar abierto a la experiencia, sin creer que porque sabemos otros lenguajes, o porque somos expertos en gramática y lingüística, lo sabemos todo sobre todos los lenguajes: Cada lenguaje tiene su sabiduría, que sólo se puede conocer y adquirir si nos permitimos vivir la experiencia plenamente, sin pre-conceptos de cómo “deberían” ser las cosas. Claro que saber de gramática y lingüística ayuda a aprender más rápido, a entender la estructura subyacente de la nueva lengua, pero no nos hace fluidos en el habla.
Por ejemplo en mi caso, gracias a mi estudio de la Técnica Alexander, mi estudio y entrenamiento en Pilates, y mi fascinación por la anatomía, los procesos mentales y la interacción cuerpo-cerebro (neurociencia) cuento con cierto conocimiento de la lingüística del lenguaje psicofísico. Sin embargo eso no me hace una experta en todas las disciplinas corporales; tengo una ventaja a la hora de aprender, pero igual tengo que estar dispuesta a aprender.
Esta es la actitud con la que deberías acercarte al descubrimiento del lenguaje que hablan tu cuerpo y tu mente: dispuesto a dejarte sorprender por lo que descubras, tratando de no dar por sabido lo que aún no has experimentado en todas sus facetas, dándote tiempo para descubrir las cosas, probarlas, vivirlas.
La seguimos la próxima.
Victoria

viernes, 24 de enero de 2014

On 14:07 by Unknown in , ,    No comments
Así que querés cambiar tus hábitos posturales…

¿Cómo se hace eso?

Para empezar, dejemos lo básico claro.

La Postura es es un fenómeno psicofísico. No es solo tu cuerpo, es todo tú: cuerpo + mente + emociones. Sirve pensar que tu cuerpo, mente y emociones son en verdad UNA misma realidad reflejada en TRES espejos diferentes. Existe incluso un CUARTO espejo que es tu contexto, o mejor dicho, tu experiencia de tu contexto.

Me gustaría contarte hoy de este cuarto espejo.

Tu experiencia de tu contexto está dictada por tu estado de ánimo.

¿Qué es una estado de ánimo?

Un estado de ánimo es una actitud hacia la experiencia que estás viviendo. Aunque nuestros estados de ánimo varían en el tiempo, tenemos una actitud fundamental de base a la que quizás podríamos llamarle tu estructura de carácter o tu personalidad.

Una de las características de mi estructura particular es que tiendo a retraerme cuando me siento amenazada. En cuanto siento que tu energía invade mi espacio personal puffff! Me fui en espíritu a alguna otra parte y te quedaste hablando con lo que queda de mi: una cáscara vacía pero muy educada que te va a decir “aham, ehem. Claro. Muy interesante” y se va a reír en todos los lugares correctos… pero que no está ahí.

Si te gustan las anécdotas, te puedo contar cómo descubrí esta tendencia mía a escaparme energéticamente de las situaciones. [Si no te divierten las historias, saltá a la parte que dice “¿Y qué tiene que ver esto con cambiar hábitos posturales?” … no me enojo ;)]

El día que tuve un atisbo de mi mentalidad…

Ocurrió durante una clase de Técnica Alexander hace unos años. Mi profesor me estaba guiando con sus manos mientras yo me paraba y me sentaba en una silla cuando de repente me di cuenta: “Me estoy retrayendo del contacto”. Y no era sólo del contacto con las manos del profesor. Noté la tensión en las plantas de mis pies… como si estuviera tratando de retraerme del contacto con el piso. Mis isquiones (los huesitos sobre los que nos sentamos) estaban apretados, como si me estuviese retrayendo del contacto con la silla. Era como si estuviese succionando mi esencia lejos de mi periferia hacia donde no pudiese ser tocada por nada ni por nadie.

Fue una de esos momentos de comprensión que te cambian tu perspectiva completa sobre todo. “Me retraigo del contacto.” No era una cosa simplemente física, era algo que hacía con todo mi ser. Me retraía en mis relaciones con otros, me cuidaba, me daba miedo el contacto, me abrumaba rápidamente la energía de la gente.

En el extremo opuesto del espectro, cuando me sentía segura con alguien, acababa perdiéndome en el otro, me aferraba, perdía mis referencias personales. Obviamente, tenía que trabajar con el tema de los límites.

Estas dos respuestas al contacto eran todo lo que conocía, por lo que no hubiese podido responder diferente aunque quisiese. Eran también automáticas y por lo tanto completamente inconscientes. Esto significa que no sabía (hasta ese momento) que estaba reaccionando así.

La buena noticia es que cuando se tiene un momento de “¡aha!”, como el que tuve durante esa clase, quiere decir que uno pudo salirse del patrón, aunque sea por unos segundos, y verlo. Y cuando uno ve algo, uno puede ver también las alternativas a ese algo, puede analizarlo, aprender sobre él, jugar con él. Recién en ese momento pude descubrir de qué se trataba el juego este.

¿Y qué tiene que ver esto con cambiar hábitos posturales?

Bueno, primero que nada, analicemos cómo funciona un hábito. [Si te interesa saber más del tema de hábitos y su funcionamiento te invito a chequear esta entrada de mi otro blog].

Las primeras veces que te enfrentás a un nuevo estímulo, tu cerebro entra a trabajar a toda máquina con el fin de descubrir algún patrón reconocible en la situación. En cuanto reconoce un patrón, el cerebro se tranquiliza porque ahora sabe qué respuesta requiere la situación: el cerebro ejecuta la respuesta pre-determinada para ese tipo de patrón y todo el sistema entra en piloto automático.

Tu cerebro tiene un depósito de patrones de respuesta (hábitos) que ha construido (y sigue construyendo) durante toda tu vida. Estos patrones son respuestas automáticas a estímulos determinados, y son los que te permiten funcionar día a día ya que evitan que tengas que tomar decisiones a cada paso. O sea, es algo bueno que hayas aprendido y automatizado la mecánica de caminar cuando eras niño, para no tener que ahora estar pensando cómo coordinar tus piernas para ir de la cama al living.

¿Pero qué pasa cuando tus patrones de respuesta están desactualizados?

Si leíste mi historia, habrás deducido que en algún punto de mi vida había habituado una respuesta de retracción al contacto. Esta respuesta probablemente fue necesaria en el momento que la empecé a usar; seguramente era lo mejor que podía hacer dados mis recursos en ese momento.

Sin embargo, la necesidad de retraerme del contacto expiró hace tiempo; ahora yo cuento con más y mejores recursos. Pero, en algún momento mi cerebro había automatizado la respuesta, por lo que NO estaba decidiendo conscientemente usarla… simplemente se activaba ante cualquier situación de contacto.

Este patrón de respuesta al contacto (que que estaba actuando todo el tiempo porque, de hecho, estamos ‘en contacto’ con algo todo el tiempo) creaba una mentalidad particular, una actitud hacia la vida en general, y una postura o fisionomía particular que la acompañaba.

Había estado trabajando sobre mis hábitos posturales por varios años (con diferentes grados de éxito) cuando por fin me llegó este pedazo crucial de información. Recién ahora estaba realmente lista para el cambio: recién ahora me daba cuenta que la postura surge de una mentalidad, y lo que yo necesitaba no era sólo corregir mis hombros caídos… era cambiar mi manera de ver el mundo.

¿Qué podés hacer tú para empezar a cambiar tus hábitos posturales?

Necesitás descubrir cuál es tu actitud básica hacia el contacto. ¿Te retraés? ¿Empujás? ¿Te aferrás? ¿Tenés una actitud ambivalente?

Si realmente querés cambiar tu postura, este es un dato clave.

Victoria

---
Image credits:
"Young lady with reflection" by admr/freedigitalphotos.net