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miércoles, 18 de octubre de 2017
3 consejos
para mantener la motivación de salir a correr
Es un hecho que incluso las cosas que me gustan mucho,
si las hago muy seguido se me vuelven rutinarias, y me aburro. Y si me aburro
dejo de hacerlas, y luego me resulta más difícil retomarlas.
En invierno y primavera tengo que recurrir a la cinta
del gimnasio para correr, ya que las lluvias y el frío atentan contra toda
continuidad de mi práctica.
Al principio correr en la cinta es una novelería en sí
misma. Luego de 6 meses de meter rambla sin parar y conocerme el trillo de
memoria tanto en dirección este como oeste, subirme a la cinta y jugar a
ganarle a los números, o probar los diferentes programas me mantiene
entretenida por varios meses.
Pero, llegado el sexto mes de cinta, ya hace rato que
se pasó la novelería, y con los amaneceres cada vez más tempranos y cálidos, me
vuelve a llamar la rambla con su promesa de brisa fresca y cambio de paisaje. Y
comienzan 6 meses más de idilio ramblero.
Más allá de la variación semestral que me ayuda a mantener
el interés en correr todo el año, es importante mantener el sentido y el
entusiasmo DURANTE los 6 meses de cada rotación. Para ello he comprobado que
los siguientes tres factores son CLAVES a la hora de darle un sentido a
levantarme al alba tres o cuatro veces por semana para correr.
1. Tener un
plan que seguir.
Está todo bien con correr lo que uno quiera, cuándo
uno quiera y cómo uno quiera. Pero si quieres volver del correr parte de tu
rutina semanal, te aconsejo tener un plan semanal progresivo para darle sentido
y dirección a tu proceso.
Hay miles de planes posibles para seguir según la meta
que te propongas alcanzar (ver siguiente punto). Yo sigo los planes de Jeff
Galloway para incrementar distancia (quiero llegar a la media maratón) y
mejorar tiempos en los 5km y los 10km. Esto significa que hay días que salgo a
correr distancias más largas, y otros que salgo a entrenar velocidad o correr
cuestas.
Pero si recién estás comenzando a correr, tu plan no
necesita ser más complejo que aumentar paulatinamente la cantidad que corres en
relación a lo que caminas en una determinada distancia (por ejemplo 5km) o un
determinado tiempo (por ejemplo 30 minutos). Sea lo que sea, lo importante es
que sea significativo para ti.
Tener un plan que seguir te ayudará a mantener la
motivación de varias maneras. Por un lado te da la medida de tu progreso a la
fecha y por otro te indica el camino que te queda por recorrer hasta llegar a
tu meta. Si confías en que quien diseñó el plan sabe lo que hace, puedes
delegar la responsabilidad de tener que decidir cada día qué hacer y
simplemente seguirlo para asegurarte variedad y progreso.
2. Tener una
meta relacionada a tu progreso como corredor.
Las metas nos mantienen motivados, interesados,
direccionados. Aunque soy una acérrima proponente de la filosofía de “disfrutar
del camino que nos lleva a la meta”, en los hechos es la meta la que marca la
dirección del camino. Si te gustaría ser parte del club de “esos locos que
corren”, tener metas que vas alcanzando, y dejando atrás en pos de nuevas
metas, es casi una necesidad.
Las metas tienen que ser significativas para ti, te
tienen que entusiasmar, y tienen que estar relacionadas a correr. Esto último es
vital. Ponerse a correr con la meta principal de “controlar el colesterol” o
“bajar de peso” es casi una receta para el fracaso en tu carrera como corredor.
Ambos objetivos están muy bien, pero son metas o beneficios no directamente
relacionados a correr. Hay que correr por el placer de hacerlo para que la
motivación para seguir corriendo perdure.
La meta más obvia como corredor es proponerte
participar de alguna de las tantas carreras de calle que se organizan a lo
largo del año. Pero si no te gustan las carreras, puedes elegir otra meta más
personal como correr una cierta cantidad de kilómetros en un año, o acumular
una cierta cantidad de horas, o correr el largo entero de la rambla, etc. Lo
importante es que sea algo concreto y relacionado a correr, el resto que lo
determinen tus ganas y tu imaginación.
3. Reclutar
un compañero.
Esta la sabe todo el mundo, pero vale la pena
remarcarla. Generarte un compromiso con alguien más te da ese impulso extra
para atarte los cordones cuando te da pereza salir, y hace la actividad más
llevadera.
Las relaciones saludables son la base de la felicidad,
y acumular kilómetros de charla o silencio con alguien a tu lado genera un
vínculo particular con tu compañero de carreras. Correr con mi hermana me
permite simplemente estar con ella, ya sea que charlemos todo el rato o que
corramos calladas; le da una cotidianeidad y una simpleza al vínculo que no
tendríamos de otra forma.
Sin duda que tener un grupo entero de amigos para
correr es muy divertido y motivador también. Sin embargo, yo me he encontrado
que la motivación para ponerme los championes y salir a correr con pereza,
sueño o aburrimiento es más fuerte cuando tengo un compromiso con una persona
concreta. De esa forma no me puedo descansar en el grupo, en que alguien más
ocupará mi lugar; si yo no estoy al firme mi falta de compromiso tiene
consecuencias no sólo para mí, sino también para mi compañero de carreras.
sábado, 14 de enero de 2017
A veces
no sabemos si el cambio es el correcto, y no tenemos feedback inmediato de que
vamos bien rumbeados... o el feedback parece negativo.
Estoy
(re)aprendiendo a correr utilizando los principios de The Art of Running, el
método de Corre-Camina-Corre de Jeff Galloway, la física de Pose Method y
ciertas modificaciones que deducí de mi experiencia con los principios de
organización postural de la Técnica Alexander, el Método Pilates y el método de
Inteligencia del Movimiento de Ruthy Alon. Creo firmemente en la validez de
todos los principios de estas técnicas y su utilidad para lograr una mejor
organización de mi cuerpo y mente en la acción.
Sin
embargo me estoy encontrando que corro más lento que antes, y esto me resulta
muy frustrante. Por un lado confirmo que corro sin dolores: no se inflama mi
tendón de aquiles tanto como antes, no tengo dolor en mi banda iliotibial
izquierda ni molestias en mi flexor de cadera,
no me canso, y jamás me duele nada después de correr aunque no estiro ni
antes ni después (esto último de perezosa nomás). Pero por otro lado me
encuentro que mis tiempos en los 5k se volvieron mucho más lentos.
Esto me
deja en una encrucijada, ¿volver a la forma anterior antes de adquirir hábitos
nuevos, o seguir con el experimento? También entran los miedos. ¿Estaré en lo correcto? ¿Y si estoy haciendo
todo mal y encima me estoy llenando de hábitos raros?
Quizás
es hora de replantearse los objetivos y las metas a largo plazo. ¿Quiero ser
rápida o poder correr por mucho tiempo? ¿Qué estoy dispuesta a sacrificar, y
qué no, en pos de mi objetivo principal?
Esta es
una situación bastante común cuando empezamos a encarar la vida desde la
somática. La somática plantea una forma totalmente diferente de enfrentarse a
los desafíos físicos y mentales. Por lo tanto los parámetros viejos de medición
de eficiencia no siempre son los adecuados.
Esto da
miedo al principio, hasta que aprendemos a confiar. Y aprendemos a confiar
porque vemos resultados. Y vemos resultados porque nos mantenemos firmes en el
nuevo camino.
Quizás
elegimos un nuevo camino sólo cuando nos damos cuenta que el viejo ya no nos
está llevando a dónde queremos, y la única opción es cambiar algo. Cambiar algo
a veces significa retroceder por un tiempo antes de avanzar. Hay que desarmar
lo viejo antes de armar algo nuevo. Quizás no hay que desarmarlo todo, pero
algo siempre hay que reconfigurar. Después de todo, nuestras ideas ya se han
vuelto cuerpo, y no basta cambiar la idea si el cuerpo no cambia. En los
hechos, si el cuerpo no cambia, entonces la idea no ha cambiado tampoco.
¿En qué
confiar entonces? Hay que confiar en los principios. O confiar en el profesor o
mentor que te inspira. O simplemente tocar fondo y confiar que peor que donde
estamos hoy no podemos estar, y que el cambio es todo lo que nos queda para
salir de allí.
En
resumen, el cambio requiere confiar en algo.
- Victoria Stanham
martes, 18 de agosto de 2015
Post publicado originalmente en el blog www.placerporcorrer.wordpress.com
Escrito
por Victoria Stanham
La respuesta de la mayoría de mis amigas
no-corredoras a “¿Por qué no corrés?” es algo tipo, “Me encanta la idea de
correr… Es solo que odio el acto de correr en
sí mismo.”
Si todos hemos nacido con el hardware y
software necesario para la tarea… ¿por qué es que correr es placentero sólo
para unos pocos privilegiados? ¿Tiene que ser así? ¿Se puede hacer algo al
respecto?
Creo que sí. Tengo una idea para
compartirte...
Aclaremos primero, no te voy a enseñar
cómo ir “del sofá a los 5k”, ni te voy a sugerir qué zapatillas usar,
ni qué plan de entrenamiento seguir, ni qué deberías comer antes de correr.
Estos son todos temas que ya han sido más que cubiertos en otros
artículos sobre correr que puedes encontrar en la web.
Mi especialidad no es tanto sobre
las cosas “externas” del correr, sino sobre los factores “internos”. Después de
todo, el disfrute o placer es algo interno y personal. Lo que encontrarás aquí
son ideas sobre cómo manejar tu respiración, cuerpo y mente para que dejen
de pelearse entre sí y empiecen a cooperar durante tus corridas.
¿Para qué quieres esto?
Para tener experiencias de felicidad
mientras corres. Ni más, ni menos.
¿En qué se basa
esta mística-corredora?
1. Consciencia y Uso Respiratorio. Disfrutar de una corrida es casi equivalente a
disfrutar de respirar. ¿Disfrutas de respirar? ¿Te gusta como respiras?
¿Disfrutas de tu respiración incluso cuando se te acelera el corazón? ¿O será
que de repente se te vuelve dolorosa y se te va de control?
2. Consciencia y Uso Mental. Una
respiración fuera de control equivale a una mente fuera de control… y
vice-versa. ¿A dónde se va tu mente mientras corres? La mayoría del cansancio y
sufrimiento se origina en una mente fuera de control; una vez que aprendes a
dejarla descansar en el cuerpo (su casa) dispones de muchísima más energía.
3. Consciencia y Uso Corporal. El cuerpo es el lugar de descanso para tu respiración
y tu mente. Pero si en esa casa habitan también el dolor y la tensión, no
puedes culpar a la respiración y la mente de querer irse a otra parte. Para
masterizar la biomecánica del correr, primero debés aumentar tu consciencia
corporal y eliminar los esfuerzos innecesarios.
Todas las quejas que
generalmente escucho sobre correr tienen su origen en la espiral
descendiente de un deficiente patrón respiratorio, que alimenta a una mente
fuera de control, que engendra mala mecánica corporal, la cual traba más la
respiración, lo que exacerba aún más el sufrimiento mental, que tensa
todavía más al cuerpo... ad infinitud.
Lo más triste es que no somos
siquiera conscientes de que esto está ocurriendo. Sólo somos conscientes del
resultado: la incomodidad y el dolor que nos ocasiona en una parte concreta.
Por lo que, antes de que empieces a googlear ‘ejercicios respiratorios’ y
‘drills de bio-mecánica para correr’: ¡DETENTE! No puedes cambiar lo
que no conoces.
Mi primer consejo es este: aumentá
tu consciencia corporal, mental y respiratoria. Sobretodo
empezá a notar como los 3 aspectos están íntimamente relacionados.
En posts futuros voy a
compartir algunos de mis ejercicios que ayudan a mejorar estas
3 consciencias. Si no querés perdértelos, registrá tu email para recibir
notificaciones de nuevos posts directamente en tu correo.
Happy
Running!
-Vicky
martes, 11 de agosto de 2015
Este post se publicó originalmente en mi otro blog: www.placerporcorrer.wordpress.com
Es invierno y cuesta arrancar (o continuar) una rutina
de correr. Yo este año logré por primera vez que el invierno no me
amedrente. Por más placentero que sea correr para mí, salir de mi
casita a enfrentar el viento y el frío no siempre me tienta.
Así que usé estas 4 claves para mantenerme firme:
1. Tener Citas Fijas con un Grupo de Corredores o/y
con Compañera(s) de Corridas
Nada me mantuvo más constante que el aliento de mi
nuevo grupo: Trotamundos Running Uruguay y coordinar salidas con mi
hermana.
Beneficios:
·
días y horarios fijos
de entrenamiento (no necesito decidir cuándo salir... y es más difícil
saltearse una salida cuando sé que clavo a un amigo si
me echo para atrás)
·
camaradería,
compañerismo, diversión, motivación.
2.
Anotarme a una Carrera
Unirme al grupo de running me aseguró tener citas
fijas 3 días por semana. Igual es fácil que el clima, o el cansancio luego de
una jornada larga de trabajo, me ‘de fiaca’, y me salteo entrenamientos.
Solución: anotarme a una carrera que me desafíe un poquito. Nos propusimos con
mi hermana correr la 7km del BBVA este año. Tenemos un mes y medio para
entrenar. Eso debería ser suficiente motivación.
Beneficios:
·
motivación extra para
no saltearse entrenamientos.
·
sensación de estar
construyendo hacia una meta
3.
Tener un Plan de Entrenamiento
Salir a correr y hacer siempre lo mismo me aburre. Por
eso me gusta tener un plan de entrenamiento variado. Además esto me evita tener
que pensar ‘qué hacer hoy’. Cuando salgo a correr no quiero tener que tomar
demasiadas decisiones, hago lo que dice el plan a no ser que algo
extraordinario justifique cambiarlo. Cuando corro con mi grupo sigo el plan que
marca el entrenador. Cuando corro con mi hermana, seguimos un plan simple de
los miles que se pueden encontrar online, o en revistas o libros de correr.
Beneficios:
·
mantener el interés y
el desafío
·
seguir perdiendo peso
(se sabe que hacer siempre lo mismo genera acostumbramiento)
·
no tener que pensar
‘¿qué hago hoy?’
4.
Aprontar y Agendar
Hay miles de
cosas simples que puedo hacer para allanarme el camino. Las que más me sirven
son: a) dejar la ropa pronta (ya sea
cerca de la cama si salgo de mañana, o llevarla en un bolso si voy directo de
trabajar), b) fijar las horas de la salida en mi agenda desde la semana
anterior (mejor si además lo arreglé con mi hermana o una amiga, así le agrego
un extra de compromiso), y c) entrenar
cerca de casa para que no me de
pereza el trayecto de ida y vuelta.
Beneficios:
·
eliminar excusas y
obstáculos
·
priorizar la salida a
correr sobre otras actividades
Happy Running!
-Vicky
lunes, 3 de agosto de 2015
Este post fue originalmente publicado en mi nuevo blogsite dedicado el correr y la Técnica Alexander en www.placerporcorrer.wordpress.com
Escrito por
Victoria Stanham
Cada vez que intenté engancharme con una rutina de
correr, nunca me duró más de un mes. Mi razón principal para someterme a esta particular
forma de tortura era bastante básica: quería perder peso y había leído por ahí
que correr quema más calorías por minuto que caminar.
Así que me arrastraba hasta la Rambla un par de veces por
semana para una sesión de 30 minutos de tortura… digo de
caminar-correr-caminar. Aunque me encantaba la sensación al final de la
corrida, odiaba cada minuto de poner un pie frente al otro mientras se me agitaba la respiración y me
dolía hasta el caracú. Este sufrimiento sin sentido era la principal razón por
la que empezaba a saltearme salidas usando cualquier escusa que tuviese a mano.
Cuantas más salidas me salteaba, más difícil era luego
romper la inercia. Eventualmente alguna lesión menor o dolorcillo molesto me
dejaba fuera de acción por un par de semanas y ese era el fin de mis ímpetus
corredores. La sola idea de tener que construir otra vez mi resistencia
muscular y cardiovascular para tolerar 20 minutos de corrida continua sin
querer morirme en el proceso, era suficiente para matar cualquier motivación.
Decidí que correr no era para mí. Cuando la locura del
Running llegó a Uruguay me felicitaba de no ser uno de esos loquitos que corren
por la Rambla, con sus caras de sufrimiento, sus pisadas pesadas, y sus
respiraciones agitadas.
También decidí que no necesitaba correr. Habiendo encontrado el Pilates (donde por
primera vez me enamoré del movimiento) y la Técnica Alexander (donde adquirí
una comprensión profunda del movimiento desde nuestro diseño natural)
consideraba más que satisfecha mi necesidad de movimiento. Y así lo fue por
varios años.
Pero lo gracioso fue que el Pilates y la Técnica
Alexander me dejaron tan cómoda con mi cuerpo que, sin darme cuenta, me fui
acercando cada vez más a disfrutar de todas las posibilidades de movimiento del
ser humano… y el correr no es más que la evolución natural del caminar.
Así que cuando mi hermana, que solía odiar correr,
empezó a entrenar y corrió su primera 5k, decidí que podía darle al Running
otra chance. Para mi muy agradable sorpresa me encontré con que esta vez no lo
odié PARA NADA, es más, lo AMÉ.
Mi entrenamiento en Pilates y Técnica Alexander me
habían vuelto una atleta extremadamente eficiente; tenía más resistencia de la
esperable para alguien que no había corrido ni el ómnibus en años. Lo mejor fue
descubrir que, incluso cuando me salteaba un par de semanas de entrenamiento,
podía volver a las pistas sin sentir demasiada pérdida de resistencia
cardiovascular.
Viendo que el correr se me hacía tan fácil y disfrutable,
mi hermana me preguntó cuál era el truco. No es tanto un truco, sino una serie
de principios de organización que le permiten a la mente y el cuerpo
coordinarse mejor, dando como resultado la capacidad de mantener buena forma y
un patrón de respiración profunda, incluso en momentos de gran esfuerzo físico.
La mejor parte fue descubrir que estos principios son fácilmente enseñables y aprendibles.
Decidí por tanto escribir este blog para documentar mi
encaré del Running, con la esperanza que pueda ayudar a otros interesados en
pasar de ‘odio-correr’ a ‘amo-correr’. Mi hermana va a mantenerme al tanto de
lo que funciona y lo que no, así que lo que aquí aparezca ya habrá sido probado
en las pistas. Lo que compartiré son mis consejos y secretos que cumplen su
criterio principal para una corrida: que no dure más de 30 minutos.
Así que si te interesa poder encontrar placer al correr,
dejá un comentario, hacé una pregunta, sugerí un tema de investigación. Si me
contás lo que te está impidiendo disfrutar de tus corridas, o lo que te frena de
siquiera arrancar a correr, haré lo posible por descubrir cómo llevarte un paso
más cerca a atarte los cordones.
Happy
Running!
-Vicky
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