viernes, 22 de noviembre de 2013
On 14:36 by Unknown No comments
Aparte de ser
profesora de Técnica Alexader, también soy instructora del Método Pilates y una
aplicada alumna del Método. Esto significa que a veces escucho conversaciones
interesantísimas que se dan entre entusiastas del Pilates. Una de estas
conversaciones me dejó pensando…
Una señora, que
recién comenzaba su práctica del Método, hablaba con otra señora que era una
pilatera comprometida, sobre la “respiración Pilates”.
Principiante: “La
respiración me confunde mucho. Nunca sé cuándo respirar, cómo respirar, qué
activar, y todo al mismo tiempo que pensar el ejercicio que plantea el
profesor.”
Pilatera: “No te
preocupes, se vuelve natural con el tiempo y ya no tenés que ni pensarla. ¡Lo
mejor es que te re-trabaja los abdominales! Yo la uso todo el tiempo: cuando
camino, cuando estoy sentada, cuando voy al super. Es como estar haciendo
abdominales todo el día.”
Aunque entiendo que
ser conscientes de nuestra respiración y nuestra alineación a lo largo del día
es siempre algo positivo; igualmente algo me sonó raro en este intercambio.
Hete aquí por qué…
La “respiración
Pilates” es una forma de dirigir tu inhalación y exhalación durante el
movimiento. (Dicho sea de paso, es algo que los cantante hacen todo el tiempo)
En lo superficial
parece tratarse simplemente de expandir tus costillas lateralmente cuando
inhalas, y cerrarlas cuando exhalas a medida que contraes tus abdominales y
elevas tu piso pélvico, de forma de asegurarte un buen “control de centro.”
Pero en lo profundo,
se trata sobre todo de coordinar tu respiración con tu movimiento de tal forma
que facilitas la integración de tu tronco cuando haces un esfuerzo.
Si se realiza
correctamente, la respiración Pilates te ayuda a mantener el largo de tu
columna y el ancho de tu torso (o sea, mantener tus espacios internos) mientras
levantas una carga contra la gravedad, ya sea el peso de tu propio cuerpo o un
objeto pesado. Naturalmente, quieres equiparar la cantidad de esfuerzo que le
pones a tu exhalación con el esfuerzo real que requiere la tarea que tienes
entre manos.
Si comprendes para
qué fue diseñada la herramienta y cómo se utiliza, nadie te encontrará
exhalando como una ballena cuando todo lo que querías hacer era levantar una
pesa de 1/2kg con tu mano.
Utilizar una
herramienta te da resultados. Con el respiración Pilates, dado que recluta la
musculatura abdominal, uno de sus resultados es que tus abdominales se
tonifican. Es un muy lindo efecto extra, pero no es el propósito original de la
herramienta. Entonces, si estás caminando al super inhalando y exhalando como
si quisieses empujar un elefante empacado, no solo te vas a ver muy rara, sino
que también estarás interfiriendo con tu objetivo
original que era caminar al
super. Sí claro, tus abdominales estarán haciendo ejercicio… ¿pero a qué costo?
(Y de paso, ¿por qué es que tus abdominales necesitan
ser trabajado especialmente? Si estás manteniendo una buena integración de tu
tronco y una buena alineación a lo largo del día, tus abdominales estarán
siendo ejercitados naturalmente simplemente al cumplir la función para la que
fueron diseñados por mamá-natura).
¿Qué pasa cuando
empiezas a creer que tu herramienta es alguna clase de “píldora mágica” porque
tiene efectos positivos, no solo en su objetivo original (que es prontamente
olvidado ya que se “curó”), sino que también en otras áreas de tu vida? Quizás
empieces a creer que el propósito de tu herramienta es mejorar esas áreas
también. Sin embargo, aunque las mejorías en esas áreas es un efecto colateral
maravilloso, no son el propósito específico para el que fue diseñada tu
herramienta. Seguramente haya otras herramientas más apropiadas para lograr
rápidas mejorías en esas áreas.
Por lo tanto, aunque
tu respiración Pilates haya seguramente
aportado al desarrollo de tu abdomen chato, quizás no sea lo más recomendable
aconsejarle a tu amiga, que tiene el vientre hecho un flan, que ande por la
vida inhalando y exhalando como una locomotora a vapor.
¿Qué tiene todo esto
que ver con aprender la Técnica Alexander?
Bueno, es útil saber
cuál es el propósito de la Técnica Alexander, de forma de discernir si es la
mejor herramienta para solucionar tu problema actual.
El principal
propósito de aprender la Técnica Alexander está en llegar a ser capaz de “sentir”,
o sea reconocer cuál es tu reacción ante una situación (la reacción se mide en
la cantidad de tensión innecesaria que generas), y tener instrucciones claras
para darte a ti mismo que te ayuden a volver a un estado de claridad mental, física
y emocional.
A primera vista, te parecerá que estás aprendiendo sobre
la alineación correcta del cuerpo y cómo realizar ciertas actividades que
encuentras difíciles o dolorosas con menos tensión (como ser ¿cómo puedo hablar sin quedarme afónico?).
Pero con el tiempo, te encontrarás que los efectos de ser
consciente de ti mismo y de cómo estás reaccionando ante esas actividades que
te preocupaban, se ha filtrado sin que te des cuenta a cómo piensas sobre todas
tus actividades. El ser consciente de
cómo estás reaccionando se ha vuelto un hábito, y esto desencadena fascinantes
descubrimientos en todas las otras áreas de tu vida (como ser ¿por qué como demasiado cuando voy a
reuniones familiares?). Para algunas situaciones, puede que encuentres que
simplemente usar las instrucciones que aprendiste en clase para soltar el
esfuerzo innecesario es todo lo que necesitas para que la situación entera se
vuelva más fácil y disfrutable.
Sin embargo, algunas situaciones no se prestan para ser “dirigidas”,
y no importa cuándo apliques las instrucciones, te encuentras una y otra vez
con que tu reacción es más fuerte que tus poderes de inhibición. Esto no
significa que la Técnica Alexander te ha fallado. Por el contrario; es posible
que tienes suficiente consciencia para
darte cuenta que estás en problemas porque has aprendido a ser consciente de
ti mismo y tus reacciones en primer lugar. Pero es aquí cuando tratar de “martillar
un clavo con un destornillador” no es tu mejor opción.
Es cierto que, luego de darle con fuerza y tenacidad al
clavo con tu proverbial destornillador, lograrás eventualmente clavarlo. Pero
decime, ¿no hubiese sido mucho más fácil, rápido y eficiente si hubieses usado
un martillo?
Con la Técnica Alexander puedes afinarte a ti mismo para
poder “sentir” cuando tus reacciones te están impidiendo en vez de ayudando a
sobreponerte a tu dificultad. También adquieres una serie de instrucciones que
te pueden dejar en estado óptimo en un abrir y cerrar de ojos. En algunos
casos, esto será todo lo que jamás necesites para disfrutar de tu actividad. Y
en aquellos casos en los que no sea suficiente, tu nueva y flamante auto-conciencia
adquirida te permitirá discernir cuál herramienta sería la más efectiva para la
tarea en particular que tienes entre manos.
¿Preguntas? ¿Respuestas? ¿Comentarios? ¿Dudas? ¿Objeciones?
Te invito a dejármelas en el casillero para comentarios
al final del blog. Me encanta charlar e intercambiar ideas y tu opinión sobre
esto me importa.
Saludos.
Victoria
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