lunes, 3 de agosto de 2015

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Este post fue originalmente publicado en mi nuevo blogsite dedicado el correr y la Técnica Alexander en www.placerporcorrer.wordpress.com


Escrito por Victoria Stanham
Cada vez que intenté engancharme con una rutina de correr, nunca me duró más de un mes. Mi razón principal para someterme a esta particular forma de tortura era bastante básica: quería perder peso y había leído por ahí que correr quema más calorías por minuto que caminar.

Así que me arrastraba hasta la Rambla un par de veces por semana para una sesión de 30 minutos de tortura… digo de caminar-correr-caminar. Aunque me encantaba la sensación al final de la corrida, odiaba cada minuto de poner un pie frente al otro  mientras se me agitaba la respiración y me dolía hasta el caracú. Este sufrimiento sin sentido era la principal razón por la que empezaba a saltearme salidas usando cualquier escusa que tuviese a mano.

Cuantas más salidas me salteaba, más difícil era luego romper la inercia. Eventualmente alguna lesión menor o dolorcillo molesto me dejaba fuera de acción por un par de semanas y ese era el fin de mis ímpetus corredores. La sola idea de tener que construir otra vez mi resistencia muscular y cardiovascular para tolerar 20 minutos de corrida continua sin querer morirme en el proceso, era suficiente para matar cualquier motivación.

Decidí que correr no era para mí. Cuando la locura del Running llegó a Uruguay me felicitaba de no ser uno de esos loquitos que corren por la Rambla, con sus caras de sufrimiento, sus pisadas pesadas, y sus respiraciones agitadas.

También decidí que no necesitaba correr. Habiendo encontrado el Pilates (donde por primera vez me enamoré del movimiento) y la Técnica Alexander (donde adquirí una comprensión profunda del movimiento desde nuestro diseño natural) consideraba más que satisfecha mi necesidad de movimiento. Y así lo fue por varios años.

Pero lo gracioso fue que el Pilates y la Técnica Alexander me dejaron tan cómoda con mi cuerpo que, sin darme cuenta, me fui acercando cada vez más a disfrutar de todas las posibilidades de movimiento del ser humano… y el correr no es más que la evolución natural del caminar.

Así que cuando mi hermana, que solía odiar correr, empezó a entrenar y corrió su primera 5k, decidí que podía darle al Running otra chance. Para mi muy agradable sorpresa me encontré con que esta vez no lo odié PARA NADA, es más, lo AMÉ.

Mi entrenamiento en Pilates y Técnica Alexander me habían vuelto una atleta extremadamente eficiente; tenía más resistencia de la esperable para alguien que no había corrido ni el ómnibus en años. Lo mejor fue descubrir que, incluso cuando me salteaba un par de semanas de entrenamiento, podía volver a las pistas sin sentir demasiada pérdida de resistencia cardiovascular.

Viendo que el correr se me hacía tan fácil y disfrutable, mi hermana me preguntó cuál era el truco. No es tanto un truco, sino una serie de principios de organización que le permiten a la mente y el cuerpo coordinarse mejor, dando como resultado la capacidad de mantener buena forma y un patrón de respiración profunda, incluso en momentos de gran esfuerzo físico. La mejor parte fue descubrir que estos principios son fácilmente enseñables y aprendibles.

Decidí por tanto escribir este blog para documentar mi encaré del Running, con la esperanza que pueda ayudar a otros interesados en pasar de ‘odio-correr’ a ‘amo-correr’. Mi hermana va a mantenerme al tanto de lo que funciona y lo que no, así que lo que aquí aparezca ya habrá sido probado en las pistas. Lo que compartiré son mis consejos y secretos que cumplen su criterio principal para una corrida: que no dure más de 30 minutos.

Así que si te interesa poder encontrar placer al correr, dejá un comentario, hacé una pregunta, sugerí un tema de investigación. Si me contás lo que te está impidiendo disfrutar de tus corridas, o lo que te frena de siquiera arrancar a correr, haré lo posible por descubrir cómo llevarte un paso más cerca a atarte los cordones.

Happy Running!


-Vicky

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