viernes, 18 de julio de 2014
“Tengo el hábito de estar encorvado”.
Esta frase no expresa la realidad completa.
Un hábito es una respuesta fija a un estímulo determinado. Curvar la
columna es una respuesta que estamos dando a un estímulo.
¿Cuál es el estímulo? ¿Por qué curvaste el dorso la primera vez? ¿El
estímulo fue físico (dolor) o emocional-mental (miedo)?
Puede que el estímulo original ya ni siquiera exista. Pero desde esa primera vez que usaste el curvar tu columna como
respuesta, al día de hoy, de tanto repetir este gesto, se te des-calibró la
brújula, y tu “sensación” de estar “derecho”, de estar alineado, no tiene nada
que ver con lo que realmente es la alineación.
Cuando por cualquier motivo (estético, dolor, funcional) decidas volver
a una alineación más eficiente, tu primer gran desafío será esta “brújula
corporal” des-calibrada.
Esto es un desafío porque las nuevas alineaciones se “sienten
equivocadas”. Por más cómodo y placentero que sea estar alineado sin tensión,
el problema es que no se siente como tu “Yo-real”.
1. Necesitás alguien o algo
externo a ti que te ayude a calibrar la brújula nuevamente.
2. Necesitás aplicar y
experimentar en la vida diaria lo que descubriste en tus momentos de
investigación.
Ayuda externa: Si tu sensación está des-norteada, no le podés creer 100% lo que te
dice. Tenés que aprender a re-interpretar esa información.
Si tenés mucho tiempo, paciencia, y un alma de detective-científico, un
espejo puede ser todo lo que necesites. El Sr. F.M. Alexander lo hizo así.
Si no, lo más práctico y rápido es conseguirte un profesor que te ayude.
Lo bueno de tener alguien que te de una mano con esto es que no sólo contás para
guiarte con la información visual que te da el espejo.
Un profesor también puede darte:
a) información corporal sensorial a través del tacto y de propuestas de
movimiento;
b) información auditiva con el tono de su voz que te ayuda a darte
cuenta cuándo vas por buen camino;
c) información conceptual que te ayuda a aclarar y organizar tus ideas
respecto de tu cuerpo, tu equilibrio y tu movimiento.
Experimentación: Los hábitos son fuertes y cuesta darnos cuenta que los estamos usando
constantemente.
Si te propusiste corregir tu mala postura, y ya tenés nueva información
sobre cómo re-calibrar tu respuesta, necesitás empezar a observarte en tu vida
diaria.
Tus respuestas llegarán en 3 etapas:
Primera: no te vas a dar ni
cuenta que estás encorvado hasta que algo externo te avise (espejo, dolor,
recordatorio). El impulso que te lleva a encorvarte sigue ocurriendo fuera de
tu atención consciente.
No te desesperes. Lo bueno es que te diste cuenta de tu respuesta y
podés hacer algo al respecto ahora. Date tus direcciones, re-alineate. Repetí
esto todas las veces que te acuerdes.
Segunda: tu nuevo desafío es
ahora atraparte a ti mismo más temprano en el proceso. Quizás requiera más ayuda-memorias
(espejos, alarmas, notitas, etc).
Cuánto más seguido escanees tu cuerpo, más temprano podrás darte cuenta
cuando estás empezando a encorvarte o tensionarte. Esto te da la oportunidad de
practicar parar antes de verte inmerso por completo en tu hábito.
Tercera: tu desafío es ahora
reconocer qué estímulo te está incitando a colapsar tu columna antes de colapsar del todo.
Esto requiere más auto-conciencia, pero como la venís practicando con
tus escaneos de la segunda etapa, ya estás entrenado.
Esta es la fase más intrigante. Es la que más nos informa sobre nosotros
mismos. Cuando te volvés un detective ávido de atrapar la información que te
manda tu cuerpo en el momento que la manda, vas a descubrir cosas fascinantes
sobre ti mismo.
Con el tiempo empezarás a notar todo tipo de sensaciones (cosquilleos,
expansiones, contracciones, cambios en la respiración, etc.) que te avisan cuál
va a ser tu reacción a las personas, las situaciones, los pensamientos y hasta
el clima antes de que se manifiesten en su forma física habitual total.
Ahora tendrás la opción de parar antes de que te arrastre el tsunami del
hábito y podrás ajustar tu respuesta para que sea la más efectiva.
Desafío para esta semana: Atrapando al
impulso
Si ya tenés las guías básicas de cómo alinearte sin tensión, esta semana
comprometete a observar cómo ocurre el proceso de ceder a tu impulso de
colapsar.
(Si todavía no comenzaste el proceso de re-calibrar tu brújula corporal
te recomiendo tomar mis cuatro clases introductorias o contactarte con un profesor de Técnica Alexander en tu
área).
Simplemente date tus direcciones y comenzá tu actividad. Fijate si podés
atraparte cada vez más temprano en el proceso de encorvarte, notando qué
pensamientos, sentimientos, o situaciones son las que te sacan de tu eje.
Si una ‘mejor postura’ es tu meta, todas las respuestas están en el
proceso.
Hasta la próxima.
Victoria
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