viernes, 15 de agosto de 2014
Estás
eligiendo leer este blog.
Quizás el tema te interesa; o te lo recomendó un
amigo; o me conocés y te gusta lo que escribo; o simplemente tenés ganas de
hacer algo y el título llamó tu atención.
Pero la elección de
participar de esta lectura es tuya.
¿Tenés claro cuál es tu propósito? ¿Qué esperás lograr
con esta inversión de tiempo y energía? ¿Estás leyendo por hábito o por
elección consciente?
Tomate
unos segundos para aclararte. Es importante. Ya vas a ver por qué…
He tomado muchas clases y talleres en mi vida. No
aproveché los buenos todo lo que podría; ni me retiré de los malos tan pronto
como debería. Y todo por no haber tenido claro para
qué estaba yo allí en primer lugar.
¿Por
qué vamos a clases o talleres (o leemos blogs)?
Porque alguna limitación nos
impide hacer con placer lo que nos gusta hacer (bailar, cantar, andar a
caballo, cuidar de los nietos), y queremos solucionarlo.
¿Por
qué elegimos una clase o taller particular?
Porque se relaciona con nuestro objetivo (nos demos cuenta de ello o no) y se
adecúa a nuestros recursos disponibles (motivación, tiempo, dinero, energía,
conocimiento).
¿Cómo
sabemos si elegimos la clase o taller adecuado?
No lo sabemos hasta probarlo. Pero si tenemos claro nuestro objetivo podemos evaluar si
la clase o taller nos está ayudando a ir en la dirección que queremos.
¿Por
qué es tan importante tener presente el objetivo?
Tener claro tu objetivo te vuelve un participante activo de tu proceso de aprendizaje.
Si tu objetivo no es la guía de tus acciones, corrés el riesgo de perder el foco y caer
en viejos hábitos. Preguntate, ¿lo que estoy haciendo, me acerca o me
aleja de mi objetivo?
¿Qué
pasa si no me doy cuenta si me estoy acercando o alejando de mi objetivo?
Tomate unos segundos para analizar si es cuestión de
contenido, de forma, o de ambos.
1. Si el problema es el
contenido de la clase (no es el “encare” del tema que
buscabas, no se trata de lo que creías, no estás entendiendo nada) pero la forma que
se da está buena, fijate si podés abrirte a aprender algo nuevo.
Puede ser incluso que estés recibiendo la respuesta
que necesitás, pero no de la forma concreta que te imaginabas. Si te parece que
este es el caso, suspendé el juicio hasta más tarde. Ya estás allí, y mientras
estés cómodo y pasándola bien, no perdés nada con explorar otra visión del
problema. Al final del proceso fijate si cumpliste tu objetivo original, o
algún otro objetivo inesperado.
2. Si el problema es la forma o el contexto en que se da
la clase (no te gusta al ambiente, no te cae el profesor, hace
frío, o lo que sea) pero el contenido está bueno, fijate hasta
dónde estás dispuesto a “bancar” por lograr tu objetivo. Si la situación no es
grave (o es fácilmente solucionable) ignorá lo molesto y quedate con lo
importante.
Pero si estás incómodo al punto que te encontrás
enojado o asustado, quizás es hora de retirarte. Seguro hay otras formas menos
traumáticas de lograr tu objetivo.
3. Si el problema es la forma
o contexto en que se da la clase y además el contenido no es lo que esperabas, no
lo dudes, andate a casa. Seguramente hay mejores cosas que podés estar haciendo
con tu tiempo y tu energía, antes que castigarte a ti mismo con algo que ni te
interesa ni te gusta cómo se imparte.
Llegaste
al final del blog. Esto
quiere decir que no la pasaste tan mal. J ¿Cumpliste tu objetivo original, o algún otro?
Ahora es el momento de analizar, evaluar y decidir si
vale la pena esperar a encontrarnos devuelta en el próximo blog, escribirme
con tus preguntas buscando una respuesta más concreta a tus dudas particulares,
o compartir este blog con un amigo.
Hasta la próxima.
Victoria
--
Victoria
Stanham, profesora de Técnica Alexander y Pilates.
Estudio
movimiento evolutivo, inspirándome en el movimiento orgánico y libre del reino
animal.
Mi
objetivo es lograr que en el movimiento y en la quietud haya comodidad, eficiencia,
elegancia, y equilibrio, según nuestro diseño físico, mental y emocional.
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