domingo, 31 de marzo de 2013
On 17:39 by Unknown No comments
Durante mucho tiempo fui una persona miedosa ante demandas físicas que requiriesen equilibrio, fuerza y coordinación.
Hice gimnasia olímpica de chiquita y le tenía pavor a la viga. De más grande hice equitación (salto a caballo) teniendo que atravesar una muralla de miedo pero sosteniéndome en un profundo amor por los caballos. Nunca fui buena en atletismo en las pruebas que requerían coordinación, fuerza, equilibrio y velocidad. Sólo en resistencia (fondo) me defendía bastante bien: trabajo de hormiguita, que se logra a pura tenacidad y con suficiente tiempo para pensar.
Toda la vida tuve esa idea de mi, "así soy", es un tema genético, "soy buena pensando pero soy mala en destreza física, todo no se puede." Nunca pensé que la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la velocidad son cosas que se "(re)aprenden", siempre pensé que se "entrenan" pero esto último es sólo posible si ya se cuenta con ellas para entrenarlas. La Técnica Alexander me cambió mi forma de pensar.
Esto me quedó clarísimo la semana pasada durante unas vacaciones en la playa. Mi pareja me invitó a ir a las rocas a escalar. En el trayecto me encontré con paredes que escalar, grietas anchas que atravesar de un salto, y varias situaciones que requerían equilibrio, fuerza, y coordinación en todas sus combinaciones posibles. Por momentos tuve miedo y me encontré reaccionando con mi tensión ya conocida en todo el cuerpo que me acorta, aprieta y des-coordina. Si a eso le sumamos que soy re-miope y no veo bien dónde estoy pisando o voy a pisar el miedo puede escalar en mi muy rápidamente si se lo permito.
Pero elegí parar ante cada desafío, y eso marcó la diferencia. Sabiendo que mi vista no es mi sentido más confiable me recordé que tenía que usar mi sentido kinestésico en todo su potencial y para eso necesitaba soltarme. Así que paré ante cada desafío, solté el cuello, encontré mis pies, recibí toda la información posible de todas las partes de mi cuerpo sobre su relación con el espacio, analicé con calma lo que era necesario utilizar en cada situación y confié. ¿Saben qué? Fue fantástico. ¡Nunca me había sentido tan poderosa! Mi pareja llegó a decirme que era impresionante verme sortear los obstáculos con recursos y de formas que él no se hubiese imaginado utilizar.
No empecé a tomar clases de Técnica Alexander para aprender coordinación y equilibrio, vinieron por añadidura, pero son de las cosas que hoy más disfruto. El descubrirme dueña del cuerpo propio, el saber cómo funciona y por tanto cómo usarlo han sido de los regalos más lindos que me dio la TA. En conjunción con un entrenamiento en Pilates que me permite construir tono muscular de una forma orgánica y coordinada hoy, en mis treintas, me siento mucho más ágil que en toda mi vida, y sé que puedo mantener y ampliar este estado el resto de mi vida.
¿Y tú.... no querrías lo mismo para tí?
Hice gimnasia olímpica de chiquita y le tenía pavor a la viga. De más grande hice equitación (salto a caballo) teniendo que atravesar una muralla de miedo pero sosteniéndome en un profundo amor por los caballos. Nunca fui buena en atletismo en las pruebas que requerían coordinación, fuerza, equilibrio y velocidad. Sólo en resistencia (fondo) me defendía bastante bien: trabajo de hormiguita, que se logra a pura tenacidad y con suficiente tiempo para pensar.
Toda la vida tuve esa idea de mi, "así soy", es un tema genético, "soy buena pensando pero soy mala en destreza física, todo no se puede." Nunca pensé que la coordinación, el equilibrio, la fuerza y la velocidad son cosas que se "(re)aprenden", siempre pensé que se "entrenan" pero esto último es sólo posible si ya se cuenta con ellas para entrenarlas. La Técnica Alexander me cambió mi forma de pensar.
Esto me quedó clarísimo la semana pasada durante unas vacaciones en la playa. Mi pareja me invitó a ir a las rocas a escalar. En el trayecto me encontré con paredes que escalar, grietas anchas que atravesar de un salto, y varias situaciones que requerían equilibrio, fuerza, y coordinación en todas sus combinaciones posibles. Por momentos tuve miedo y me encontré reaccionando con mi tensión ya conocida en todo el cuerpo que me acorta, aprieta y des-coordina. Si a eso le sumamos que soy re-miope y no veo bien dónde estoy pisando o voy a pisar el miedo puede escalar en mi muy rápidamente si se lo permito.
Pero elegí parar ante cada desafío, y eso marcó la diferencia. Sabiendo que mi vista no es mi sentido más confiable me recordé que tenía que usar mi sentido kinestésico en todo su potencial y para eso necesitaba soltarme. Así que paré ante cada desafío, solté el cuello, encontré mis pies, recibí toda la información posible de todas las partes de mi cuerpo sobre su relación con el espacio, analicé con calma lo que era necesario utilizar en cada situación y confié. ¿Saben qué? Fue fantástico. ¡Nunca me había sentido tan poderosa! Mi pareja llegó a decirme que era impresionante verme sortear los obstáculos con recursos y de formas que él no se hubiese imaginado utilizar.
No empecé a tomar clases de Técnica Alexander para aprender coordinación y equilibrio, vinieron por añadidura, pero son de las cosas que hoy más disfruto. El descubrirme dueña del cuerpo propio, el saber cómo funciona y por tanto cómo usarlo han sido de los regalos más lindos que me dio la TA. En conjunción con un entrenamiento en Pilates que me permite construir tono muscular de una forma orgánica y coordinada hoy, en mis treintas, me siento mucho más ágil que en toda mi vida, y sé que puedo mantener y ampliar este estado el resto de mi vida.
¿Y tú.... no querrías lo mismo para tí?
viernes, 22 de marzo de 2013
On 14:45 by Unknown No comments
Mis mejores profesores son mis alumnos. Clase a clase aprendo algo nuevo con cada uno de ellos. Quizás no se dan cuenta de lo que me enseñan, quizás sí.
Las mejores enseñanzas vienen con las preguntas. Pero para poder tomar la enseñanza es necesario aprender el arte de recibir la pregunta.
Como con el contacto, hay 2 formas de recibir una pregunta: como un ataque o como una invitación.
Cuando recibo la pregunta como un ataque, si entro en pánico o me siento amenazada por algo de la pregunta, mi reacción entra en alguna de 3 respuestas estereotipadas: ataco de vuelta, defendiendo mi posición ante el atrevido que osa cuestionar mi integridad; me escapo, evadiéndome de la pregunta y del tema que intenta abordar, dando una respuesta esquiva o tangencial; o me congelo, aquí es cuando entro en pánico total y ya no sé ni cómo responder.
Ahora, cuando recibo la pregunta como una invitación todo cambia. Primeramente me doy un momento para realmente recibirla, escucharla y dejarla hacer eco en mi. En ese espacio receptivo y abierto dejo que llegue a mi conciencia de todos los rincones de mi experiencia la información que tejerá mi respuesta. Cuando estoy realmente tranquila este es un proceso casi mágico, soy testigo de cómo se interconecta la información y aparece una respuesta nueva que me sorprende.
Y este es el proceso de la Técnica Alexander aplicado al arte de la pregunta y la respuesta.
martes, 19 de marzo de 2013
On 14:12 by Unknown No comments
En los últimos días he observado mucho, tanto en mi como en mis alumnos y compañeros en la TA, cómo olvidamos los pies, esa conexión básica con la Tierra y el aquí y ahora.
Hay algo casi mágico que ocurre cuando permitimos que llegue a nuestra consciencia la información que nos están enviando nuestros pies. Es como volver al presente, reconocer que nuestro sistema de soporte está funcionando a favor nuestro todo el tiempo, y cuánto más le permitimos informarnos, menos esfuerzo hacemos por conquistar lo que siempre fue nuestro en primer lugar.
Conectar con nuestros pies, permitirles entrar en el diálogo de lo que nos está ocurriendo en este momento, es darnos raíces nuevamente.
Hay algo casi mágico que ocurre cuando permitimos que llegue a nuestra consciencia la información que nos están enviando nuestros pies. Es como volver al presente, reconocer que nuestro sistema de soporte está funcionando a favor nuestro todo el tiempo, y cuánto más le permitimos informarnos, menos esfuerzo hacemos por conquistar lo que siempre fue nuestro en primer lugar.
Conectar con nuestros pies, permitirles entrar en el diálogo de lo que nos está ocurriendo en este momento, es darnos raíces nuevamente.
sábado, 16 de marzo de 2013
On 17:23 by Unknown in Técnica Alexander No comments
Hace unos días estaba tomando una clase de Pilates y una compañera, al enterarse que era profesora de Técnica Alexander, me pregunto "¿Qué es eso?"
Dado lo complejo que se vuelve a veces responder esa simple pregunta, me sorprendí gratamente a mi misma cuando me escuché decir: "Si Pilates es un estudio del movimiento eficiente, la Técnica Alexander vendría a ser el estudio de la preparación para ese movimiento eficiente."
Todo movimiento que hagamos nace de nuestra organización general psicofísica del momento. Si estamos tranquilos, seguros y felices nuestros movimientos nacen de esa fuente y la reflejan en su cualidad; si por el contrario estamos estresados, con miedo y enojados nuestros movimientos nacen de una fuente muy diferente y reflejarán esa diferencia.
La Técnica Alexander trabaja en ese espacio que se da entre la recepción de un estímulo a la acción, y la acción misma que damos en respuesta.
Si respondemos a un estímulo automáticamente y sin pensar, nuestra respuesta será indefectiblemente la que estamos condicionados (hemos aprendido) a dar y acarreará un grado de tensión proporcional al grado de estrés/miedo/alerta que haya generado en nosotros el estímulo.
Con la Técnica Alexander aprendemos a darnos tiempo antes de responder a un estímulo; a chequear el grado de tensión anticipatoria que hemos generado por el simple hecho de recibir un estímulo, y a decidir conscientemente si el estímulo merita tal grado de tono. Habiendo soltado toda tensión innecesaria nos damos unos segundos para decidir qué respuesta merita el estímulo, y una vez decidido esto traemos a la consciencia lo que será necesario utilizar para ejecutar esta respuesta lo más eficientemente posible. Luego es una simple cuestión de darle permiso a nuestro sistema para ejecutar la respuesta decidida, mientras nosotros monitoreamos tranquilamente que no se genere más tensión de la requerida.
En resumen, es un acto de ESTAR PRESENTE, y responder a lo PRESENTE, no al pasado ni al futuro, sino a lo que se está dando AQUÍ y AHORA, en mí y en el afuera.
¿Cuál es el rol del profesor en todo esto?
El profesor es un espejo sensible.
El profesor nos ayuda a generar ese contexto de calma y presencia necesario para ver la realidad tal cual es, y no según lo que nuestros hábitos y prejuicios nos quieren hacer creer que es.
Además, el profesor nos brinda un feedback sensorial que nos informa del grado de tensión que estamos generando, ayudándonos así a decidir si podemos redistribuir más eficientemente la energía a lo largo y ancho de nuestro sistema. Con sus manos, el profesor nos ayuda a sentirnos, a reconocernos en relación al espacio.
Mi ayuda memoria para este proceso (y va en inglés porque así es como me lo digo a mi misma) es el siguiente:
A study of the Reaction
(Preparation) before Action
First: Come to
the minimum of tone of your primary reaction (safety)
Second: Decide on
action to respond to stimulus
Third: Gather
all your available information needed to give your response (sensory appreciation)
Fourth: Give
consent to decided action, all the time keeping a monitoring eye on the degree of tone of your primary reaction (i.e. check that further stimuli don't throw you back into a fear reaction)
lunes, 11 de marzo de 2013
On 12:41 by Unknown in Técnica Alexander No comments
Una amiga hoy me preguntó, ¿en qué principios basás tu práctica?
Terminábamos una clase de inglés y nos habíamos quedado charlando de la vida. En esa charla volví a comprobar como cada alumno es un maestro. Uno quizás les da clases de Técnica Alexander, inglés, canto, matemáticas, o lo que sea, y ese conocimiento es bueno y necesario. Pero he aprendido a reconocer que el verdadero conocimiento, el que al fin del camino "nos salva el pato" es el conocimiento sobre la VIDA, sobre nuestra reacción a ella, sobre cómo generarnos mutuamente esos espacios de seguridad donde el aprendizaje viene sólo y se descubre el recurso interno que da sentido a esa información que el maestro transmite. En esa escuela somos todos maestros y aprendices.
Lo que sigue es mi respuesta a su pregunta:
Terminábamos una clase de inglés y nos habíamos quedado charlando de la vida. En esa charla volví a comprobar como cada alumno es un maestro. Uno quizás les da clases de Técnica Alexander, inglés, canto, matemáticas, o lo que sea, y ese conocimiento es bueno y necesario. Pero he aprendido a reconocer que el verdadero conocimiento, el que al fin del camino "nos salva el pato" es el conocimiento sobre la VIDA, sobre nuestra reacción a ella, sobre cómo generarnos mutuamente esos espacios de seguridad donde el aprendizaje viene sólo y se descubre el recurso interno que da sentido a esa información que el maestro transmite. En esa escuela somos todos maestros y aprendices.
Lo que sigue es mi respuesta a su pregunta:
1. Safety:
where there is no fear, freedom prevails
a)
removing oneself from stressful external stimulus and recognizing the awoken
need by imagining ideal perfect present moment, and satisfying it with
available resources
b) removing
oneself from stressful inner stimulus -mental loop- by counting 90 seconds
(30 breaths), and resting the self on the inner/outer limitless enfolding space
2. Connecting to stimulus: recognizing
unity, I can't be fully free if you are still in chains, we're one. Beyond my reaction
I can see the stimulus has its own needs for safety and self-realization.
a) removing
stimulus from its own fear trigger, and finding its ideal situation
b) once in
"physical safety" synchronizing breaths and resting in each other
3. Flowing: IT speaks,
by really listening we let IT flow through us. In safety and communion allowing
the Natural Order to move through you is not something we do, it is something
we can’t help but do, it just happens, it’s perfect, it’s what is meant to be,
IT IS.
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