domingo, 24 de abril de 2016
On 17:06 by Unknown No comments
Queridos
lectores del blog:
Les escribo por
última vez desde esta dirección web. Hoy cierro una etapa hermosa y me
mudo de dominio virtual a una nueva casa en www.victoriastanham.com.
Permítanme contarles y compartir con ustedes el camino
y las razones que me llevan a este cambio.
Comencé este blog en febrero del 2013
como una vertiente para mi pensamiento y entendimiento sobre la Técnica
Alexander. Cumplía en ese entonces un año como profesora
graduada y ya notaba que mis ideas sobre la Técnica, y mi forma de entenderla y
querer enseñarla, empezaban a derivarse del canon más tradicional. Escribir en este blog me permitía verbalizar esa nueva
forma, expresarla, estudiarla, elaborarla, entenderla, y ver hacia dónde me
llevaba.
A finales del 2012 había completado mi formación en
Pilates Mat y empezaba a disfrutar y valorar la riqueza de la inter-polinización
entre técnicas somáticas y de movimiento.
Para finales del 2013 me di cuenta que mis exploraciones
personales en el alcance de la Técnica Alexander empezaban a derivarse
demasiado del canon y que necesitaba más libertad para “enloquecer un rato” con
la forma.
Elegí entonces abandonar la posición de asistente en
la Escuela de formación de profesores de Técnica Alexander de Montevideo.
Simplemente no quería confundir con mis ideas a los nuevos profesores en
formación, y necesitaba darle rienda suelta a la exploración de mi propia forma
de enseñar y vivir la Técnica Alexander.
Mis blogs empezaron a hablar de todo un poco
relacionado al cuerpo y su lenguaje, el movimiento, los hábitos,
la postura, el cambio y la percepción. Todos ellos son temas relacionados a
la Técnica, pero me animé a adentrarme en tópicos más concretos, como el
ejercicio físico intenso (crossfit, running, entrenamientofuncional), el dolor físico y emocional, y el proceso deaprendizaje en sí mismo.
Mientras tanto seguía explorando con otras técnicas de
movimiento y percepción, buscando nuevas formas de responder a mis eternas
preguntas. Y es que gran parte de mi búsqueda se centra en los juegos de percepción y puntos de vista.
En el 2014 tomé mis primeras clases de Feldenkrais y
me enamoré de la metodología de las ATM’s (Awareness Through Movement /
Autoconciencia por el Movimiento). En el 2015 me formo como profesora de
Pilates Studio (aparatos) y comienzo a cursar partes de la carrera de
fisioterapia en la UdelaR. Finalmente en este 2016 comienzo a formarme en Bones
for Life, del programa de Movement Intelligence de Ruthy Allon (derivado del
Feldenkrais).
Todo esto ha significado que mi práctica y forma de
enseñar y entender la Técnica Alexander se han vuelto muy “idiosincráticas” (idios – de uno mismo; syn - junto; krasis
– mezcla), o sea, son mi mezcla personal.
Es por eso que hoy se cierra un ciclo y un espacio que
ya cumplieron su objetivo: ayudarme a encontrar mi voz y mi forma. Se abre ahora
un nuevo ciclo en mi página web personal donde estaré hablando ya
expresamente desde el paradigma que comparto con Eduardo, mi pareja: la SomatoSofía.
Para quienes quieran seguir acompañándome en mis
andanzas y pensamientos los invito a visitar el nuevo blog y suscribirse
para recibirlos desde allí.
Para quienes hasta aquí llegan, me despido con cariño
y agradecimiento. El blog vstanhamtecnicaalexander.blogspot.com seguirá aquí
pero ya no se renovará. Quedan aquí sus 111 artículos que no serán cambiados ni
removidos.
Un gran abrazo.
-
Victoria
jueves, 7 de abril de 2016
Cuando
algo me duele, un diagnóstico puede ser un arma de doble filo.
Saber
qué me pasa calma mi ansiedad; un ‘diagnóstico’ generalmente viene con un ‘tratamiento’.
Y aquí está el peligro… Si sigo el tratamiento, si corrijo lo que está mal, si
corrijo todas las partes, si encuentro la raíz del problema y la arreglo… ¿entonces
me voy a curar?
El
hecho es que nadie sabe. A veces me ‘curo’ (que en mi mundo significa que deja
de doler o molestar y que recupero la función perdida) y se lo adjudico al tratamiento.
Y a veces hago ‘todo bien’ e igual me
agarro una bursitis, me duele la rodilla, o se me irritan los ojos.
Un
problema crónico, no es una invitación a “tirar la chancleta, porque total…”. Es
una invitación a convivir con el lagarto, tenga el tamaño que tenga.
Aprender
a vivir con él lagarto cuando está grande y destructivo como Godzilla y a vivir
con él cuando está chico y manejable como Godzuki. Aprender a llevarla, a
manejarla, a crearme las mejores condiciones para que me limite lo menos
posible.
Pero
sin luchar por erradicarlo de por vida, porque lo que sí veo es que generalmente
tengo menos control sobre sus idas y venidas de lo que me gustaría.
Asumir
que no me puedo salir siempre con la mía, es asumir mis limitaciones, y es volverme
más humana.
En
suma, para algunas molestias, soy crónica. Hay días que me duele y he aprendido
a domar a Godzilla para que no destruya toda mi ciudad.
¿Qué
me ayuda a transformar a Godzilla en Godzuki?
Uso
el diagnóstico para saber cómo crear las mejores condiciones para que ello
ocurra (hay que ayudar la situación), confío (a veces no queda otra)… y trabajo
la paciencia (que nunca viene mal).
martes, 29 de marzo de 2016
On 17:47 by Unknown in Estrategias de Movimiento No comments
Quiero
moverme “bien”.
¿Qué
es eso? Moverse “bien” significa algo diferente para cada persona.
No
existen movimientos correctos o incorrectos en sí mismos. La pregunta es
siempre, “¿Correcto para qué función?”. Quizás “efectivo” o “eficiente” sea
mejor palabra que “correcto”, cuando hablamos de movimiento.
Sin
embargo, existen cualidades de movimiento, que podemos reconocer en los niños
pequeños y los gatos grandes, que hacen del movimiento algo estético.
Yo
quiero moverme así.
¿Cuál
es la clave?
Coordinación
Todo
movimiento, que al verlo lo calificaríamos de “estético”, “correcto” o
“saludable”, es en sí un fino acto de coordinación.
La
coordinación es una “cooperación armoniosa”. Un movimiento
coordinado es aquel en que el cuerpo trabaja
en equipo con las emociones y los pensamientos para crear un resultado (kine)-estéticamente
satisfactorio.
A
nivel físico por ejemplo, el movimiento más simple requiere del trabajo en
equipo de aquello que debe entrar en acción para producir el movimiento, aquello
que debe estabilizarse para prevenir movimientos no deseados, y aquello que debe
dejar de actuar para permitir que ocurra el movimiento deseado.
Si no
hay coordinación y trabajo en equipo no hay movimiento (o al menos no un
movimiento kinestésicamente satisfactorio).
La clave
del movimiento armónico no radica en la fuerza o la flexibilidad de una parte
en particular, sino en la interacción armoniosa entre todas las partes,
trabajando en equipo hacia un fin común.
- Victoria
martes, 15 de marzo de 2016
Un
método de reeducación, de entrenamiento o de terapia no se define por la serie
de ejercicios, procedimientos o técnicas puntuales que se utilizan en ella. Si
un método no es más que su cascarón externo (eso que se observa a simple vista)
entonces cualquiera que aprenda la “coreografía” de movimientos que lo componen
podría decir que lo está practicando.
Si
bien la gran mayoría de clases de Técnica Alexander en cualquier parte del
mundo comparten características (por ejemplo, es habitual que se divida el
tiempo de clase en “trabajo de silla” y “trabajo de camilla”) esto se debe más
a la metodología empleada por las escuelas de formación de profesores, que a un
requerimiento de la Técnica Alexander en sí. La Técnica Alexander no posee ni
ejercicios, ni técnicas puntuales de manipulación, por lo que es “in-copiable”.
Esto la
vuelve, sin embargo, extremadamente difícil de explicar: ¿cómo se describe algo
que no tiene forma concreta?
Ya he
hecho mi intento en blogs pasados de explicar qué es la Técnica Alexander y cuáles son sus beneficios, por lo que no voy a aburrirte
repitiéndome. En aquellos blogs hago hincapié en que la Técnica Alexander es una serie de
principios desde los que se aborda la relación cuerpo-mente para devenir
en movimiento.
Hoy
me gustaría describir estos principios brevemente.
Principios de la
Técnica Alexander
1. Unidad Mente-Cuerpo (Unidad Psicofísica):
Reconocemos
que mente y cuerpo son dos caras de una misma moneda. La una es un reflejo
perfecto de la otra de tal forma que nuestro estado mental estará reflejado en
un estado corporal y viceversa.
A la
hora de movernos esto es importante porque las ideas que tengamos sobre el
cuerpo y el movimiento, generarán una cualidad de movimiento particular.
2. Los medios por sobre los fines (El Cómo
sobre el Qué):
Hay
mil y un formas de lograr un fin; queremos ser capaces de elegir entre esas mil
y un formas la más conveniente en cada situación, y no estar atados siempre a
una misma respuesta estereotipada.
La
manera en que habitualmente hacés algo crea tu forma, moldea tu vida, genera
tus condiciones. Un movimiento repetido inconscientemente cientos de veces al día
genera una reorganización general de todo el sistema para facilitar ese
movimiento (o sea arma un molde a su medida). Esto no es en sí un problema,
pero puede volverse uno si esta forma pasa a ser nuestra única manera de
realizar una tarea.
3. El Uso afecta la Estructura y su
Funcionamiento:
Estructura
y función están íntimamente relacionadas mediante un diseño. Existe por lo tanto una “lógica de uso” para
esa estructura que es la más eficiente para que cumpla su función. O sea, cómo
“usamos” la estructura para llevar a cabo la función afectará la eficiencia de
esta última, y a la larga o corta generará cambios en la estructura también.
Nuestra
forma de “usarnos” (o sea de generar nuestros movimientos físicos y mentales) está
basado en nuestras ideas sobre nuestras estructuras y su funcionamiento.
4. Mapa Corporal y Apreciación Sensorial
Descalibrada:
Nuestras
ideas inconscientes sobre nuestra estructura y su funcionamiento están basadas
en la calidad de la información sensorial que recibimos desde cada parte de
nuestro cuerpo. Hay áreas que están claras en nuestro mapa y áreas que no lo
están tanto. Los mapas corporales se construyen de la confluencia de
información sensorial (percepción) y su interpretación a nivel de la corteza
cerebral (apreciación). Esta apreciación está a su vez fuertemente influida por
nuestras ideas y nuestras emociones.
Por
lo general nuestra apreciación sensorial tiene muchos datos inexactos, cuando
no directamente erróneos. Esto es importante de corregir, ya que la calidad de
nuestro movimiento está basada en la claridad y calidad de estos “mapas
corporales”.
5. Fuerza del Hábito e Inhibición de la
Respuesta Habitual:
El
hábito es inconsciente y domina nuestro accionar. El hábito se puede volver
consciente nuevamente, y sólo entonces lo podremos cambiar. Sin embargo, el
hábito viejo siempre estará allí, automatizado y pronto para resurgir si las
condiciones se dan.
Saber
esto es importante para estar sobre aviso a la hora de movernos y así tomar
recaudos extra para darnos mejores condiciones para la acción. La inhibición es
este acto de recordar la fuerza del hábito, y tomarse el tiempo necesario para
generar el espacio y las condiciones para una respuesta consciente.
6. Permitir que el Movimiento Ocurra (No
Hacer) y Dirigir el Uso:
Esta
frase que parece contradictoria habla en verdad de un pensamiento lateral o
“indirecto” en vez de un abordaje directo. Queremos trabajar con las
direcciones que el cuerpo tomaría naturalmente si nuestros hábitos adquiridos no
se interpusiesen, queremos “permitir que ocurra” el movimiento.
Pero
para ello debemos dirigir nuestro uso de nosotros mismos con el pensamiento, recordándonos
constantemente aquello que queremos evitar que ocurra (inhibir) y aquello a lo
que queremos darle permiso para que se manifieste.[1]
7. Control Primario (Coordinación de la
Respuesta Global del Cuerpo al Estímulo):
El
Control Primario habla de la cualidad de la relación que mantienen la cabeza, la
columna y la pelvis. Esta relación determina la cualidad de la respuesta de
tensión global del cuerpo. El grado de “libertad del cuello” en el movimiento es
un barómetro para reconocer el grado de libertad de la respuesta global del
sistema.
Cuando
el “control primario” funciona sin mayores trabas hay un equilibrio dinámico entre
los reflejos posturales de soporte y de movilidad. Los profesores de Técnica
Alexander llaman a este estado de equilibrio dinámico “poise”, y a la cualidad
de vitalidad y espacio que aparece en todo el sistema el “up”.
- Victoria
1.
quiero darle libertad a mi cuello
(allow my neck to be free)
2.
para que mi espalda se alargue y se ensanche
(to allow my back to lengthen and widen)
3.
para que mis rodillas vayan hacia adelante y lejos de mis caderas (to allow my knees to go forward and away)
4.
para ensanchar la parte alta de mis brazos a medida que jalo hacia los codos
(to widen across the upper part of the arm as you pull to the elbows)
martes, 23 de febrero de 2016
La semana pasada me
lesioné el pie derecho. Duele bastante, y me pasé tres días con el pie
inmovilizado. Como en general soy una persona sana y sin dolores corporales,
encontrarme invalidada (por leve que sea) me frustra terriblemente.
Casualmente, me llegó
al email un artículo sobre el dolor, de un fisioterapeuta americano.[1] Me
gustó tanto la metáfora que utiliza que la voy a tomar prestada para escribir
este blog.
La metáfora dice que vivir con dolor es como vivir en un cuarto oscuro del que
quieres escapar.
De todas las
estrategias para lograrlo, algunas no son muy sabias. Correr a ciegas ignorando
el ambiente, con la esperanza de milagrosamente aparecer del otro lado de la
puerta, seguramente acabe en un gran golpe a toda velocidad contra la pared, o
en un enorme tropezón y caída contra la mesa ratona. Por otro lado, quedarte
sentado en la mitad del cuarto sin moverte no te lleva a ningún lado.
En otras palabras,
ignorar el dolor puede acabar en una lesión peor, pero evitar todo movimiento
para no doler limita tu vida y no mejora la situación original.
Si querés salir de la
oscuridad vas a tener que explorar con cuidado, hasta encontrar el, o por qué
no ‘los’, caminos que te llevan a la puerta o al menos a un interruptor de luz.
O sea, tenés que explorar con conciencia los límites de tus movimientos posibles,
buscando oportunidades y estrategias para expandirlos.
Hay 2 situaciones en las que es crucial llevar a cabo esta
exploración.
1. Dolor Crónico
El dolor crónico es como un cuarto oscuro con la
puerta trancada y apagón permanente. Quizás la situación se revierta en un
futuro, pero de momento tenés que aprender a
manejarte en la oscuridad. Esto significa que debés aprender a conocer
el cuarto a tientas, hasta que tengas muy claro dónde están todos los muebles
para no llevarte ninguno puesto. En términos de tu cuerpo esto equivale a
explorar todas las estrategias de movimiento que no exacerban el dolor. Cuanto
más conocés el mapa de tu cuarto (mapa corporal) y todas las rutas dentro de él
(estrategias de movimiento), más libre te sentirás para poder hacer lo que
quieras… aunque las luces sigan apagadas.
2. Dolor Recurrente
Si tu dolor no es crónico,
pero en tu cuarto las luces tienden a apagarse cada tanto (episodios de dolor recurrente), lo mejor que podés
hacer es explorar tu cuarto mientras tenés luz.
Cuanto más conozcas el cuarto, mejor te vas a poder manejar cuando las luces se
apaguen repentinamente. De hecho, una vez que pasa el primer susto de quedarte
a oscuras, ya tendrás en tu mapa mental del cuarto una buena idea de dónde está
la puerta y el interruptor de luz… y la mesa ratona para no tropezarte.
Hasta aquí la brillante metáfora que comparte el fisioterapeuta americano en su artículo. Pero me gustaría agregarle mi granito de arena.
¿Por qué esperar a
que se apaguen las luces para explorar?
Es
cierto que mientras nada nos duele, creemos que nada nunca nos dolerá, y que
por tanto nuestras estrategias actuales de movimiento nos van a servir eternamente.
Sin
embargo, hasta los cuerpos más sanos, jóvenes y vigorosos se lesionan… a veces
sin razón aparente.
En
mi experiencia con mi lesión, contar con un bagaje de conocimiento previo de mi
mapa corporal y de diferentes estrategias de movimiento para lograr una misma
acción (principio básico de la Técnica Alexander:
los medios sobre los fines) me ha ayudado enormemente a desplazarme “en
una pata” sin exacerbar patrones de tensión general. Me encuentro también que
cuento con varias estrategias para caminar, y que no siempre la primera que
escoge mi cuerpo es la más eficiente.
- Victoria
[1] Para ver el artículo original en inglés: http://blog.forwardmotionpt.com/2015/03/the-dark-room-of-pain.html
domingo, 14 de febrero de 2016
On 16:21 by Unknown in Mapa Corporal No comments
Considero
fundamental para el bienestar psico-físico mover el cuerpo, entrenar el aparato
músculo-esquelético. En lo personal yo practico Pilates y salgo a correr.
Sin
embargo, a la hora de generar cambios posturales y mejoras en la calidad de
nuestro movimiento, creo que son las ideas e imágenes (conscientes e inconscientes) que tenemos, las que moldean nuestra estructura y sus
posibilidades de acción.
Por
eso, en mi práctica plasmo los principios
de la Técnica Alexander y el Método Pilates en ciertas ideas e
imágenes del cuerpo y su movimiento que surgen de mis
investigaciones personales, ‘poniendo el cuerpo’.
Además,
considero que trabajar sobre el sistema de ideas e imágenes del cuerpo y su
movimiento tiene 3 ventajas importantes sobre trabajar tratando de cambiar
directamente la estructura física.
1. El sistema de
ideas e imágenes sobre el cuerpo y el movimiento está en constante desarrollo,
lo cual lo vuelve muy adaptable.
A
veces, lo que nos impide lograr un cambio (y todo movimiento es un cambio) no
es nuestra estructura física sino nuestra estructura mental. Pero, si encontramos la idea o imagen justa, se puede habilitar
y facilitar el aprendizaje de un gran número de destrezas.
Por
ejemplo, a mi me fascinan la gracia y libertad de movimiento de los grandes
gatos, y la potencia y elegancia del movimiento del caballo. En mi búsqueda por
incorporar esas cualidades a mi propio movimiento, mis ideas e imágenes sobre
cómo dirigir la postura, la respiración, el movimiento de los miembros en
relación al tronco y el movimiento global de la columna, va mutando con el
tiempo y la experiencia acumulada.
A
medida que cambian mis ideas sobre estos movimientos también cambian mi
concepto fundamental sobre qué es en definitiva la postura, la respiración y el
movimiento axial y apendicular. El resultado es un cuerpo y una mente en
constante evolución, y cada día nuevas posibilidades de desarrollo.
2. El sistema de
ideas e imágenes sobre el cuerpo y el movimiento puede generar cambios rápidamente.
Armar
masa muscular, lograr un aumento en la flexibilidad muscular, aumentar la masa
ósea, todo esto es posible y beneficioso, pero ocurre lentamente.
Sin
embargo, cuando una nueva idea sobre el cuerpo nos
permite percibir un exceso de tensión en el cuerpo que antes era inconsciente, nuestro
sistema nervioso puede tomar una gran variedad de acciones correctivas
instantáneamente, reorganizando los patrones de movimiento para disipar la
tensión de la zona.
Por
ejemplo, hay un ejercicio de percepción de la axila que genera un cambio
instantáneo en la morfología de toda la zona del hombro. Claro está que esto no
significa que la nueva forma es permanente automáticamente. Los hábitos arraigados
tienden a llevarnos devuelta a la vieja forma.
3. El sistema de
ideas e imágenes sobre el cuerpo y el movimiento puede generar cambios permanentes.
Los
cambios estructurales requieren de un constante mantenimiento para ser
visibles. Por ejemplo, el desarrollo de masa muscular requiere de un constante
entrenamiento para que no se pierda.
Por
el contrario, aunque el cambio organizativo generado por una nueva idea tiende
a ser débil frente a un hábito arraigado, el cambio puede volverse un nuevo
hábito si se ejercita a conciencia.
En
los hechos, desarrollado hasta cierto nivel, el aprendizaje motor es
efectivamente permanente para el sistema nervioso. Por ejemplo, una vez que
aprendiste cómo andar en bicicleta ya no lo olvidas más, aunque no andes nunca
en bici. De igual manera, las lecciones sobre
conciencia y coordinación corporal que se aprenden en las técnicas de
movimiento consciente pueden beneficiarte por años, siempre y cuando las hayas
ejercitado lo suficiente.
- Victoria
jueves, 28 de enero de 2016
On 21:45 by Unknown in Entrenamiento Funcional, Fisioterapia, Pilates, Rehabilitación, Técnica Alexander No comments
Antes
que nada quisiera aclarar que, si bien soy principalmente profesora de Técnica Alexander, también
soy instructora de Pilates Mat y Studio (entrenamiento funcional) y estudiante
de fisioterapia (rehabilitación funcional). Aunque en mi
práctica profesional integro mis conocimientos de la tres áreas, me gustaría en este blog aclarar lo que diferencia el enfoque de
la Técnica Alexander de las técnicas de rehabilitación y entrenamiento funcionales, para
resaltar dónde se complementan y se potencian mutuamente. [1]
El
enfoque del movimiento desde la Técnica Alexander se centra en descubrir cómo
nuestras concepciones, creencias y pensamientos sobre nuestro cuerpo y su
movimiento afectan la forma en que nos movemos y nos sentimos. Por lo tanto, el
trabajo desde la Técnica Alexander se basa en descubrir cómo incidir positivamente
sobre estructuras y funciones del cuerpo, desde la forma en que “dirigimos”
nuestro movimiento con el pensamiento.[2]
Esto no significa que el movimiento eficiente está todo “en tu cabeza”. Indudablemente, la
salud estructural y funcional del sistema neuro-músculo-esquelético es esencial para
lograr un movimiento placentero y de calidad.[3]
Distinguiendo
entre problemas de Estructura, de Función y de “Uso”
Cuando
tenemos un problema de movilidad cabe hacerse la pregunta si es un tema principalmente estructural, funcional o de
“uso habitual”. Tomemos como ejemplo una limitación en el rango de movimiento del cuello (con o sin dolor asociado).
La estructura del cuello está formada por las partes concretas: vértebras, discos, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones, etc. La función del cuello son las tareas para las que fue diseñado: flexionarse, extenderse, rotar, y lateralizarse para orientar la cabeza en el espacio. El "uso" es la manera en la que uno mismo pone su propio cuello en funcionamiento, o sea, cómo tiende uno a mover el cuello. Por ejemplo, si estoy convencido que mi cuello es sólo la parte que puedo ver en el espejo, seguramente lo esté moviendo de acuerdo a esa imagen mental de la estructura.
La estructura y la función del cuello son mayormente iguales para todos los seres humanos ya que viene definido por nuestra genética de especie, pero el uso es 100% individual ya que surge del encuentro entre el diseño estructural y funcional y la experiencia de vida de cada uno.
Cualquiera sea el punto inicial del problema de movilidad del cuello (estructural, funcional o de uso), generalmente se verán afectadas las tres áreas. Por lo tanto, un abordaje completo de salud del aparato neuro-músculo-esquelético debería integrar intervenciones desde los tres enfoques.
La estructura del cuello está formada por las partes concretas: vértebras, discos, músculos, tendones, ligamentos, articulaciones, etc. La función del cuello son las tareas para las que fue diseñado: flexionarse, extenderse, rotar, y lateralizarse para orientar la cabeza en el espacio. El "uso" es la manera en la que uno mismo pone su propio cuello en funcionamiento, o sea, cómo tiende uno a mover el cuello. Por ejemplo, si estoy convencido que mi cuello es sólo la parte que puedo ver en el espejo, seguramente lo esté moviendo de acuerdo a esa imagen mental de la estructura.
La estructura y la función del cuello son mayormente iguales para todos los seres humanos ya que viene definido por nuestra genética de especie, pero el uso es 100% individual ya que surge del encuentro entre el diseño estructural y funcional y la experiencia de vida de cada uno.
Cualquiera sea el punto inicial del problema de movilidad del cuello (estructural, funcional o de uso), generalmente se verán afectadas las tres áreas. Por lo tanto, un abordaje completo de salud del aparato neuro-músculo-esquelético debería integrar intervenciones desde los tres enfoques.
Sin
embargo, aunque las relaciones entre estructura y función son ampliamente
reconocidas y tratadas por los profesionales del movimiento y la salud, la gran
mayoría de los abordajes terapéuticos, rehabilitadores y de entrenamiento
corporal no reconocen el importante rol que juegan nuestros pensamientos, ideas
y percepciones sobre nuestras propias estructuras y funciones en los problemas de movilidad, postura y dolor.
Ningún enfoque es "mejor" o "peor" que el otro, todos son necesarios. O sea, la Técnica Alexander no sustituye los trabajos del
rehabilitador y del entrenador funcional, sino que los complementa y
potencia, brindándoles una mejor base sobre la cual construir una más completa salud
estructural y funcional del sistema neuro-músculo-esquelético.
- Victoria
[1]
También tengo una licenciatura en teatro de Washington & Lee
University (U.S.A.), e integro estos conocimientos en mi trabajo con la
comunicación, la voz y el lenguaje corporal, pero eso será tema para otro blog.
[2]
La
Técnica Alexander es una re-educación de nuestros patrones aprendidos de
reacción mental y muscular. Lo que es re-educado es la forma en que nuestra mente
integra e interpreta la información sensorial que recibe del medio externo e
interno, y en consecuencia dirige las reacciones (movimientos) del cuerpo. El
objetivo es lograr patrones de reacción global más sanos, más eficientes y más
placenteros.
[3]
Las
clases de Técnica Alexander son instancias de re-educación, no son sesiones de entrenamiento funcional y tampoco son sesiones de terapia física o
rehabilitación.
jueves, 21 de enero de 2016
On 19:10 by Unknown in Lenguaje Corporal 1 comment
La vida es movimiento.
Te des cuenta o no, todo en ti y alrededor tuyo se mueve constantemente.
A
veces el movimiento se da como expresiones externas de tu cuerpo y tus palabras
en el espacio. A veces el movimiento se da como expresiones internas de
movimientos de tus órganos, tus fluidos y tus pensamientos. No existe expresión
sin movimiento, y no existe movimiento que no exprese algo.
Si
todo en la vida depende del movimiento, aprender a moverte mejor no puede sino
mejorar tu calidad de vida y tu desarrollo físico, mental y emocional.
1. Beneficios para la expresión física: Prevenir lesiones, mejorar el desempeño físico, y hacer posible lo inaccesible.
A
mayor conciencia de tu cuerpo en el espacio, y de los espacios en tu cuerpo,
mayor será la coordinación y organización de tu movimiento, y por ende su
calidad. Lograr un movimiento preciso y eficiente aumenta nuestra capacidad
expresiva.
A su
vez, repartir mejor los pesos, en vez de recargar siempre las mismas
articulaciones y estructuras, evita desgastarlas. Esto es particularmente
importante para quienes se acercan al ejercicio físico con cuerpos que, por
edad o por lesión, ya “no perdonan” el maltrato.
Además,
un movimiento “inteligente” hace más fácil y accesible lo que antes parecía
imposible. En definitiva, el mejor atleta no es necesariamente el más joven, fuerte,
rápido, o flexible, sino el que se mueve con mayor inteligencia.
2. Beneficios para la expresión mental: Disminuir el estrés, aumentar la comodidad, mejorar la
comunicación.
Los
movimientos cotidianos (pararte, sentarte, caminar, respirar, hablar, usar la
computadora, comer, etc.) pueden realizarse con mayor o menor coordinación y
eficiencia. Si bien un exceso habitual de tensión en estos movimientos no
siempre deviene en lesiones o dolor físico, la forma en que te movés sí afecta
cómo te sentís en el día a día.
A
mayor tensión en el cuerpo, mayor tensión en la mente. Aprender a parar, a
respirar con tranquilidad, a aflojar las tensiones, a reconocer cuando “me
estoy pasando de rosca” y poder “bajar las revoluciones”, son todas habilidades
adquiribles. Poder reconocer los estados de estrés y alerta en el cuerpo cuando
recién se instalan nos da una ventaja competitiva al momento de desactivarlos.
Un
cuerpo tranquilo piensa y se expresa con mayor claridad. Por lo tanto, aprender a
moverte con menos tensión puede ayudarte no sólo a evitar o
reducir dolores crónicos, sino también a combatir el estrés y a expresarte con
mayor fluidez.
3. Beneficios para la expresión emocional: Autoconocimiento, desarrollo personal y autoconfianza.
Si
querés cambiar tu estado emocional o mental, uno de los caminos posibles es
cambiar la forma en que te movés y percibís. De hecho, las partes del cerebro
que controlan el movimiento están relacionadas con las partes del cerebro que
controlar los pensamientos, las emociones y las percepciones sensoriales.
Nuestras
posturas y movimientos habituales son cuadros vivientes de nuestra historia
física, mental y emocional. Reconocer nuestros hábitos es también un proceso de
reconocimiento de las ideas y creencias que tenemos con respecto a por qué nos
movemos o sostenemos de cierta manera, o por qué nos paramos o sentamos con
determinada actitud.
Dado
que el cuerpo expresa en su estado interno y externo nuestro estado emocional, el
conocimiento del cuerpo y su movimiento es un excelente punto de partida para
luego acceder a cualidades más abstractas e intangibles de la psique.
Entonces,
¿ya elegiste tu punto de partida para entrar en el mundo del movimiento?
- Victoria
sábado, 16 de enero de 2016
On 20:35 by Unknown in Técnica Alexander No comments
Definir
la Técnica Alexander, de tal forma que se entienda por quienes no la han experimentado,
no es sencillo. Esto se debe a que es una técnica netamente basada en la
experiencia con nuestros propios sentidos. Pero voy a hacer mi mejor intento...
En abstracto,
la Técnica Alexander es una reeducación del sentido kinestésico, o
sea, nuestra sensación de movimiento (kine:
movimiento, estesia: percepción). Esto
no ‘dice’ mucho, lo sé, y es que explicar la Técnica Alexander a quien no la ha
experimentado tiene algo parecido a explicar el viento. Decir: “El viento es el flujo de
gases a gran escala” o “el viento es la
compensación de las diferencias de presión atmosférica entre dos puntos”, sólo
tiene sentido ‘real’ para quien haya experimentado los efectos del viento en
primera persona.
Quizás
el dilema tiene raíz en que la ‘técnica’ que desarrolló el señor Frederick
Matthias Alexander no es una serie de manipulaciones ni de ejercicios, sino
una serie
de ‘principios’ [1] que rigen nuestro
proceder. El profesor de Técnica Alexander da cuerpo y vida a
estos principios en su propia persona (ya que de eso se trató su exhaustivo
entrenamiento[2]),
y es principalmente a través de esta ‘encarnación’ de los principios que los
comunica al alumno mediante el uso de las manos y la palabra.
Dado
que no hay una serie de técnicas ni ejercicios específicos que aplicar, en las
clases de Técnica Alexander lo que se realiza en concreto depende mucho de los
intereses y estilo de cada profesor, y de las necesidades y objetivos del alumno. Es por esto que puedes encontrar clases de Técnica Alexander en
las que se trabaja principalmente con aspectos posturales, o vocales, o
aplicaciones a la danza, al deporte, o al lenguaje y expresión corporal.
Esta
variedad de aplicaciones radica en que la Técnica Alexander busca generar un cambio en la
reacción total que tenemos a los estímulos del ambiente (externo e
interno). Se busca lograr este cambio desde los hábitos que rigen nuestro
movimiento, y como consecuencia nuestro pensamiento.[3]
En el
proceso re-educativo que supone una serie de clases de Técnica
Alexander, indefectiblemente lo primero es volvernos conscientes de nuestros hábitos.
El profesor trabaja como un espejo, ayudándonos a percibir las tensiones
inconscientes que nos llevan a realizar ‘movimientos parásitos’
(innecesarios para la acción que nos propusimos), y a descubrir qué ideas,
sobre nosotros mismos y nuestro funcionamiento, se esconden detrás de esas
tensiones.
Una
vez percibido lo hasta entonces ignorado, el profesor nos ayuda a encontrar
otro posible camino para nuestra reacción; uno que se adecúe más al diseño
anatómico y funcional de nuestro sistema mente-cuerpo.
Lamento
no poder profundizar más en mi explicación de qué es la Técnica Alexander, pero
temo que hemos llegado al punto en que las palabras ya no pueden suplantar la
experiencia. Por tanto, si te interesa ahondar más en el tema te sugiero
contactar un profesor y tener tu primera clase.
En
América Latina, puedes encontrar profesores a través de las Escuelas de
formación en Argentina, Brasil, y Uruguay, o puedes unirte al grupo de Facebook
de Técnica Alexander América Latina y hacer tus preguntas allí.
Suerte
en tu búsqueda.
- Victoria
[1] Estos
principios son:
1. Reconocimiento de la Unidad
Mente-Cuerpo
2. Reconocimiento de la Fuerza del
Hábito
3. Reconocimiento de la
importancia del “Control Primario” en la coordinación de nuestra
respuesta a un estímulo.
4. Reconocimiento que nuestro Uso afecta nuestro
Funcionamiento
5. Reconocimiento de la
importancia de la Dirección de nuestro Uso de nosotros
mismos.
6. Reconocimiento de la
importancia de la Inhibición de las respuestas innecesarias.
7. Reconocimiento de la
prevalencia e incidencia de la Apreciación Sensorial Descalibrada
[2] Las formaciones aprobadas por la Sociedad de Profesores de Técnica Alexander (STAT),
con sede en el Reino Unido, exigen una formación de no menos de 3 años (1600
horas), en las que el núcleo principal del aprendizaje del futuro profesor se
basa en incorporar los principios de la Técnica Alexander a su propio “uso de
sí mismo”, antes de que se le permita trabajar con la unidad mente-cuerpo de
otra persona. Esto lo diferencia de otras técnica corporales y psicológicas en
las que el eje del aprendizaje está en aprender cómo aplicar diferentes
técnicas sobre un paciente.
[3] La Técnica Alexander no
suplanta la terapia psicológica, ni la rehabilitación
fisioterapéutica-kinesiológica, sino que las complementa y las potencia.
martes, 12 de enero de 2016
On 16:24 by Unknown No comments
Avanzar
es encontrarte en el mismo lugar de ayer…y verlo con nuevos ojos.
En
mi búsqueda por entenderlo todo, en las búsquedas de mis alumnos, en todos los
procesos de aprendizaje de los que soy protagonista, acompañante o espectador,
me encuentro una y otra vez con que damos vueltas en círculos pero ganamos en
profundidad.
Una
y otra vez se suceden 3 etapas:
Etapa 1: Encuentro con la idea
La idea la podemos encontrar de varias formas.
Por ejemplo, leyendo mi blog te vas a topar más de una vez con la idea
de “darse espacio”. Si la idea no resuena contigo la pasarás de largo y no
pasará nada. Pero si la idea resuena contigo, será como una semilla que
encuentra tierra fértil y hecha raíz.
Esto
puede tener varios efectos, que se dan en la segunda etapa.
Etapa 2: Investigación y reflexión
Una idea que hecha raíz empieza a guiar nuestra búsqueda, generando su propio “ecosistema de ideas asociadas”.
Por
ejemplo, si la idea de “darte espacio” echa raíces en ti puede que quieras leer
más sobre el tema, o empieces a ver analogías por doquier donde no te estás
dando suficiente espacio.
Llega
un momento en que quedamos atiborrados de datos y reflexiones al respecto de la
idea. Estamos prontos entonces para la tercera etapa.
Etapa 3: Práctica e integración
Una
idea que no se pone a prueba en la vida diaria es como una semilla que largó
raíz pero no llegó a largar su tallo. Es en la práctica, en la “cancha”, donde nuestra
comprensión de la idea se encuentra con la “realidad”; y es ésta la que nos
espeja cuán profunda es en nosotros la raíz de nuestra idea.
Por
ejemplo, cuando yo intento llevar a la práctica la idea de “darme espacio para
respirar antes de reaccionar” me encuentro con que no es tan fácil. Me
encuentro con que la simple idea de “darme espacio” tiene varias capas, como
una cebolla: hay capas de hábitos mentales, físicos, emocionales, ambientales
que me impiden llevar a cabo la simple acción de “parar antes de reaccionar”.
Es
acá donde la cosa se pone interesante. Una idea chiquita toma raíz, se anida en
mí, y me empieza a mostrar un ecosistema entero de reacciones psico-físicas.
¿Quizás
no estoy entendiendo bien la idea? ¿Quizás la idea no es válida?
Sin
darme cuenta estoy en la etapa 1 otra vez. Me encontré nuevamente con La Idea. Es
entonces cuando tengo la opción de abandonarla y buscar otra idea… o entrar en
otra vuelta de la espiral.
- Victoria
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