jueves, 4 de diciembre de 2014
La mayoría de los deportes y artes tienen una “postura
ideal” para practicarlos. Los libros y artículos sobre ellos te la describen, y
te recomiendan ejercicios musculares que te ayudarían a alcanzarla.
Pero, si identificar visualmente lo que necesitás cambiar y hacer
ejercicios musculares para corregir las desviaciones fuese suficiente, andaríamos
todos derechitos y no habría nadie con dolor de espalda.
Este encare visual y muscular de la postura presenta 3 problemas.
Primero, se asume que quien recibe la instrucción conoce su propio
cuerpo (tiene un mapa corporal claro) y puede adoptar la postura
recomendada sin tensionarse.
Segundo, se asume que quien instruye y quien recibe la instrucción
interpretan sensorialmente los conceptos de la misma manera. Sin
embargo, todos tenemos diferentes definiciones conceptuales y sensoriales de las
distintas partes de nuestros cuerpos (“el cuello” para mí y para ti no son
necesariamente la misma cosa).
Tercero, se asume que tenemos que “trabajar los
músculos posturales” con ejercicios específicos, de lo contrario iremos “en
franco declive” con la gravedad y los años.*
Esta visión no reconoce que es nuestra herencia como
homo sapiens sapiens estar erguidos sin esfuerzo desmedido, siempre
y cuando no interfiramos con el diseño.
Si aceptamos en vez que la naturaleza nos diseñó bípedos
y erguidos,
no deberíamos “aprender” a pararnos derechos. Deberíamos “des-aprender” a
pararnos torcidos.
Como homo sapiens sapiens somos herederos de un
“software” básico para estar de pie y derechos. Este “software” es un conjunto de reflejos que
vamos integrando, con mayor o menor éxito, durante nuestro desarrollo. Pero el
software lo tenemos todos; quizás lo que necesitamos es un poco de
re-programación.
La mejor
manera de trabajar sobre tu postura es primero reconocer qué debes “dejar de
hacer”.
Hay que ir a las causas profundas, a lo que “no se
ve”. El
auto-conocimiento es la base de la buena postura.
* No quiero decir con esto que no se debería hacer
ejercicio para corregir las debilidades musculares que acompañan la mala
postura y la falta de movilidad articular. Lo que propongo es que se trabaje
esta musculatura en función y tomando al cuerpo como un ‘todo’ integrado.
Debemos ser conscientes del equilibrio del cuerpo entero durante el movimiento.
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