viernes, 28 de noviembre de 2014
A veces yo también quiero soluciones rápidas,
soluciones YA.
El problema es que las soluciones “express” son de corta duración;
son una máscara del problema y no una verdadera
solución.
Con los problemas posturales y sus “soluciones” rápidas
pasa lo mismo.
La
postura está a la base de todas las disciplinas. Todo deporte o actividad que practiques tiene una
“forma” o “postura” ideal para realizarla con el menor desgaste y la mayor
eficiencia.
Pero decir: “una buena postura es aquella en la que de
perfil, oreja, hombro, cadera y tobillo están alineados,” es dar la descripción
visual de un resultado. Esta descripción no incluye los pasos de organización
interna que resultan en ese resultado externo.
Las recomendaciones posturales de cada disciplina
tienen su razón de ser. El problema es que nosotros, que no conocemos nuestros
propios cuerpos, nos
forzamos dentro de estas formas recomendadas usando la fuerza muscular.
Acabamos habituando la forma pero también la tensión del esfuerzo.
¡Cuánto mejor sería adoptar las “posturas” con
libertad y poder salir de ellas con la misma libertad!
Pero… ¿cómo?
La Técnica Alexander es una “pre-técnica”, o sea está
a la base de todas las otras disciplinas. La Técnica
Alexander te enseña a organizar tu cuerpo de tal manera que puedas adoptar con total naturalidad cualquiera de las
“posturas” o “formas” recomendadas para cada disciplina.
De hecho, con el trabajo en la Técnica Alexander tu concepto de “postura” cambia. Pasa de ser algo “fijo”
a ser algo móvil
y dinámico.
Pasa de ser algo que se impone desde afuera en base a
“cómo se debería ver”, aunque a costas de esfuerzo muscular, a ser algo que
surge desde adentro en base a “cómo se percibe el equilibrio del esqueleto” y guiado por un pensamiento claro que libera los músculos y
descomprime las articulaciones.
domingo, 23 de noviembre de 2014
Hay
pocas cosas tan fáciles como focalizarse en ‘lo que falta’ o ‘lo que salió mal’.
Lo que no es nada fácil, lo que debe aprenderse y entrenarse, es notar ‘lo que
sí se hizo’ y ‘lo que salió bien’.
Existen
razones neurológicas evolutivas por las que, como seres que por mucho tiempo
fuimos parte de la cena de otros carnívoros, estamos predispuestos a prestarle
más atención a los posibles peligros que a las bendiciones presentes.
Es
por eso que tenemos que entrenar nuestra capacidad de ‘ver también la mitad del
vaso lleno’. Esto no quiere decir ignorar que la mitad vacía. Lo que intentamos
es poder ver todo el vaso, con sus
dos mitades.
Por
ejemplo, estoy empezando a correr. Mi objetivo es salir al menos 3 veces por
semana y correr como mínimo 5km. Tengo todo un plan con entrenamientos en
velocidad, en resistencia, en potencia.
La
verdad es que no siempre lo cumplo, y sería muy fácil recriminarme el no haber
cumplido con mi plan esta semana, y focalizarme sólo en eso.
Pero
sabiendo lo fácil que es ver sólo el medio vaso vacío, hice un esfuerzo por
también mirar la mitad llena. En esa mitad me encontré con que: salí 3 veces a
correr (2 de ellas a las 6.30am), las 3 veces corrí 5km, una vez hice
velocidad. La última vez salí con mi hermana, caminamos 2.5k charlando,
corrimos 2.5k, y lo mejor es que disfruté de compartir un rato juntas.
Es
cierto que no cumplí mi plan y quizás eso retrase el lograr mi objetivo final
(mi medio vaso vacío). Pero ¡cómo disfruté de llenar la otra mitad del vaso! Y
eso vale también.
¿Qué
vaso que estás tratando de llenar hoy? Seguramente sabés todo lo que te falta
para poder llenarlo. No abandones tu objetivo. Pero si te encontrás que de
tanto mirar la mitad vacía te empezás a desesperanzar, te invito a mirar
también la mitad llena y celebrar cada gota que sumó su esfuerzo para traerte
hasta acá.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Ayer
dimos un taller con mi pareja Eduardo
sobre el Misterio de Parar y Enraizar en el Cuerpo. Fue la culminación de un trabajo de varios meses, de idas
y venidas, de largas discusiones del tema y largas sesiones de práctica.
Finalmente
lo logramos, y para la tarde del sábado ya estaba todo terminado.
Lleva
un tiempo llegar al reposo luego de un impulso. La inercia continúa un rato. Es
un momento que tenemos que tomar a conciencia. Hay que parar conscientemente,
dejar que se aquieten las aguas, y saborear ese dulce espacio en el que no se
hace nada por un rato. Un espacio regenerativo.
No
es fácil parar y saborear. La inercia del impulso anterior me hace creer que
tengo que planificar más cosas, hacer más cosas, evaluar el proceso y tomar
nuevas decisiones.
Ya
habrá tiempo para eso… mañana. Hoy descanso. Hoy no hago nada. Hoy disfruto de
lo logrado. Hoy no me fijo en lo que podría haber estado mejor, lo que se puede
corregir, todo el camino que queda por recorrer. Ya habrá tiempo para eso…
mañana.
Es
tan difícil a veces parar y darnos permiso para simplemente disfrutar de lo
logrado. Siempre estamos fijándonos qué faltó, que no fue perfecto, qué todavía
queda por corregir.
Siempre
habrá algo por hacer. Cada nuevo logro abre las puertas a un nuevo camino, a un
nuevo proceso. Al llegar a la cima de un cerro nos encontramos que el camino
sigue, que hay que bajar este cerro y subir al siguiente.
Pero
disfrutar el camino implica saborear no solo del esfuerzo de subir al cerro, esos
momentos en los que sentimos que “estamos haciendo algo productivo”. Caminar el
camino implica también aprender a saborear los descansos, esos momentos en los
que “no hacemos nada” más que disfrutar la vista de lo ya caminado.
Así
que hoy… hoy descanso. Hoy disfruto. Hoy agradezco haber logrado.
Victoria
domingo, 9 de noviembre de 2014
On 16:12 by Unknown in Proceso No comments
Hoy
corrí mi primera 5K. No corría en una carrera desde la adolescencia.
No
hice carrara… corrí, simplemente, a mi tranco, a mi manera, en mi mundo.
Siendo
de naturaleza competitiva y auto-exigente, haber logrado correr para mi propio
disfrute es todo un logro.
Todo
comenzó hace un mes cuando mi hermana se anotó para correr una 5K y comenzó a
entrenar. Algo en su forma me inspiró. Mi hermana no parece correr para ganarle
a nadie.
Así
que comencé yo también. Despacio. Tranquila. A mi tranco. Sin pretender ser la
próxima maratonista olímpica.
A
veces se me cuela el bichito competitivo; ese que te dice al oído: entrená más,
bajá tu tiempo, si vas a correr que valga la pena.
Entonces
paro.
No
tengo que “ser alguien”, no tengo que ganar nada ni probarle nada a nadie. Correr
simplemente me hace bien, a mí, a mi cuerpo, a mi psique.
Ese
bichito no es más que un hábito de pensamiento, un hábito de mi forma de ser. Por
eso, cuando reconozco que se me coló por la puerta de atrás, lo trato como a
todo hábito.
Paro.
Lo saludo. Y lo dejo seguir su camino. Vuelvo a mi cuerpo, a mi respiración, a
mi organización. Recuerdo mi propósito.
Hoy
mi propósito era correr, escuchando mi cuerpo, reuniendo mis pensamientos,
siguiendo mi respiración. Sólo eso importaba. Todo lo otro lo podía dejar atrás
o dejar pasar, como a las otras corredoras.
Vuelvo
a mi, a la maravilla de poder correr, a la sensación del movimiento. Vuelvo al
presente.
Esto
es todo.
Victoria
sábado, 1 de noviembre de 2014
Hola.
Acá estoy.
No
estaba segura si estar acá hoy. Estaba aburrida y sin ninguna inspiración. ¿Qué
podría ofrecerte hoy de valor?
Pero
la Vida se trata de estar presentes, incluso
(y quizás especialmente) cuando no todo es fuegos artificiales.
Algunas cosas se construyen un pasito a la vez. A veces es
el mismo pasito una y otra vez.
Cambiar hábitos funciona así. No es algo instantáneo. Es
algo que se contruye diciéndole no a
lo viejo y diciéndole sí a lo nuevo,
una y otra y otra vez.
Y
todo comienza con presentarse al trabajo que tenemos enfrente. Incluso si
aparentemente no tenemos éxito. Incluso si parece que el hábito gana la mayoría
de las pulseadas.
Igual te presentás, porque al presentarte el hábito no ganó por default.
Al presentarte, has ejercido tu poder de elección.
Si te presentás, cualquier cosa puede ocurrir. Cualquier
cosa incluye lo habitual, claro. Pero también incluye todas las otras
posibilidades, que ganan fuerza con cada vez que te presentás.
Así
que si estás pensando en darte por vencido, si estás demasiado aburrido,
cansado, o deprimido para que algo te importe ya… presentate igual. Simplemente ESTATE ahí, ABIERTO a lo que vaya a ocurrir.
Por
eso estoy yo hoy aquí. Sin expectativas. Simplemente aquí… para mí… y para ti…
Victoria
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