viernes, 24 de octubre de 2014

Un blog sobre la importancia de darte espacio


Hola. ¡Qué bueno que estás por aquí!

Hoy, arranco con un nuevo ciclo de blogs en el que pretendo elaborar sobre los 6 principios desde los que trabajo.

Por eso, para honrar el nuevo comienzo, tomémonos un minuto para centrarnos y volver al presente. Con ojos cerrados hagamos una respiración lenta y profunda.

El propósito de hoy es justamente hablar sobre este acto de centrarse y volver a uno. Me gustaría comunicarte lo integrador y poderoso que es este simple acto de volver al cuerpo antes de lanzarte a la acción.
Hablaremos por eso del Principio de Contexto y Contenido.

Y como vamos a estar hablando de volver al cuerpo, está bueno empezar por sentirlo un poco.
Te invito a que nos desperecemos, estirándonos y moviendo las articulaciones, quizás hasta bostezando. Lo que sea que te haga sentir la presencia física de ese fabuloso contenedor que es tu cuerpo.

Primero la teoría.

Principio de Contexto y Contenido:

El contexto determina la experiencia del contenido.
Esto significa que cómo hacemos algo influye directamente sobre cómo lo vivimos. En otras palabras, las condiciones en las que realizamos una acción son importantes para nuestra opinión de la misma.

El contexto en términos de nuestro cuerpo-mente está determinado por el espacio.
Es diferente la experiencia de realizar un movimiento corporal con espacio en las articulaciones, que realizarlo desde un estado de compresión y colapso.
Es diferente la experiencia de tomar una decisión cuando nos damos espacio, que cuando tenemos que hacerlo a las apuradas.
Es diferente la experiencia emocional de viajar en un ascensor solo o con una persona amiga, que hacerlo con un desconocido.

Cuidar el contexto  no implica olvidarse del contenido, sino darle las mejores condiciones para que este se manifieste.
El contenido (los fines) es la razón por la que hacemos algo. Si vas a una charla de un tema que te interesa, vas por la información que allí se brindará. Para aprovechar al máximo ese contenido, conocete, sabé lo que te hace bien y te da satisfacción, y cuidá tu contexto. Cuidar el contexto es lo mejor que podemos hacer por nuestros fines concretos.

Organizar tu contexto es el paso previo a toda acción.
Primero nos organizamos interna y externamente, luego accionamos sobre el mundo. Ciertas personas nacen con una organización interna natural, nada los estresa ni abruma. Si, como yo, no te contás dentro de esos afortunados, pero igual deseás poder disfrutar de la vida, aprender a coordinar e integrar el funcionamiento de tu cuerpo-mente tendría que ser una prioridad.

Suficiente teoría, pasemos a unas prácticas.
Pero antes, ¿qué tal si nos movemos un poco?
Entrecruzá los dedos de las manos, rotá las palmas hacia afuera y estirá los brazos hacia adelante y hacia arriba. Soltá los dedos y bajá los brazos dibujando un semicírculo a tus costados. Cerrá los ojos y sacudí los brazos y los hombros.
Excelente. Sigamos.

La práctica de hoy tiene 2 componentes:
1. Crearme un Espacio Seguro.
2. Parar y Recordarme.

1. Crearme un Espacio Seguro.

a) Espacio físico:
El lugar dónde realizamos nuestras actividades es importante para nuestra comodidad, seguridad y libertad. Todos nuestros sentidos están involucrados.
- Mirá alrededor tuyo y fijate si lo que ves te da tranquilidad. ¿Qué tal los sonidos? ¿Y las sensaciones físicas? ¿Olores? ¿Compañía? Ajustá lo que necesites para estar cómodo.

b) Espacio corporal y mental:
Conocernos física y mentalmente es importante.

Tu piel, tus músculos, tus huesos, tus órganos, todos ellos te dan consistencia, límites y soporte, y llenan tus espacios internos. Aprendé a percibirlos con algunas de las siguientes ideas:
- Sentí la piel acariciándola en toda sus extensión, dándote una ducha, un baño de inmersión, o dejando que el viento la recorra.
- Mirá unas láminas de anatomía, donde puedas ver los huesos, los músculos y los órganos y date un auto-masaje, mientras palpás las diferentes partes.
- Podés practicar algunos de los ejercicios de auto-observación que planteo en este blog, o en este.

Tus pensamientos también tienen su cualidad, aprendé a conocerlos y notar sus efectos en el cuerpo.
- Una excelente práctica para descubrir el funcionamiento de tu mente es la meditación. Te recomiendo leer este blog (escrito por Eduardo Gómez Haedo).

c) Espacio Personal:
El espacio inmediatamente alrededor tuyo es tu espacio personal. Vale recorrerlo también, y reconocerlo. 
- Notá cómo se agranda y se achica en diferentes circunstancias. ¿Qué determina que crezca o que se encoja? ¿Lo podés hacer crecer o contraerse a voluntad?
- Si estás sentado, notá cómo podés integrar la silla a tu sistema y sentir dónde tocan el piso las patas, si tomás un lápiz, notá cómo podés sentir la punta cuando escribís con él en un papel.
- Con tus pies en el piso, notá que podés sentir el piso no sólo debajo de tus pies, sino que también cómo se extiende alrededor tuyo en 360 grados. Si te parás sobre un banquito angosto podrás notar que ahora no sentís esa misma extensión horizontal, sino que tu conciencia va hacia la base del banco.

d) Espacio Compartido:
Compartimos nuestros espacios con cosas, animadas e inanimadas.
- Notá cómo reaccionás cuando algo o alguien ingresa en tu espacio personal.
- Notá cómo reaccionan los otros cuando tú ingresas en su espacio personal.
- Notá la diferencia en las reacciones cuando se pide y concede permiso para ingresar, tanto en tu espacio como en el de otros.
- Con alguien con quien te sientas cómodo en contacto físico, permitile que te mueva mientras mantenés tu conciencia en tus espacios internos y externos. ¿Hay algún momento que te retirás del contacto?
- Probá mover tú a alguien con quien tengas confianza. Notá tus espacios internos y externos, integrando el espacio del otro a tu movimiento.

2. Parar y Recordarme.
Durante cualquiera de las prácticas anteriores, vas a notar que por momentos tu atención se va. Cuando te des cuenta de ello es el momento de parar y volver a ti. Volver a ti es volver a tus espacios internos y externos, es volver a crearte espacio y reconocerlo.
Volver a ti es la forma de cuidar tu contexto, para tu experiencia de los contenidos de tu vida sea la más disfrutable.
Te recomiendo leer este blog sobre el arte del parar (también de Eduardo Gómez Haedo).

Bueno, es todo por hoy.
Hoy estuvo largo. Si llegaste hasta aquí seguramente necesites mover un poco el cuerpo nuevamente. ¿Qué tal si nos permitimos un buen bostezo, nos desperezamos grande, y nos sacudimos con un perro saliendo del agua?

Ahora sí. Como siempre, cualquier duda, pregunta, o comentario podés dejarlo en el espacio debajo.

Respiremos juntos una última vez. Adentro… Afuera… Ah!

Gracias por venir.
Hasta la próxima.


Victoria

sábado, 11 de octubre de 2014

On 10:51 by Unknown in ,    No comments
Un blog sobre cómo liberar la respiración. 

¡Hola! Qué lindo reencontrarnos.

¿Cómo te fue  con la propuesta de la semana pasada? Si te quedaron preguntas o tenés algo que comentarme al respecto, sentite libre de escribirme aquí en el blog, o mandarme un email.

¿Te parece si empezamos con la propuesta de hoy centrándonos?
Paremos con lo que veníamos haciendo e inhalemos dejando que el aire llegue hasta nuestros pies, conectándonos con el piso. Exhalemos dejando que el aire suba desde nuestros pies hacia nuestra pelvis, nuestra panza, nuestro pecho, nuestro cuello, nuestra cabeza y salga flotando.

El tema del blog de hoy es justamente cómo liberar la respiración. Mi propósito es compartirte tres áreas del cuerpo que sirve tener libres para facilitar la entrada y salida del aire.

Para poder percibir las áreas de las que quiero contarte está bueno empezar por crearnos un poco de espacio. Así que te invito a desperezarte un poco. Estirate como un gato y bostezá grande.

¿Qué tenemos que saber sobre la respiración para liberarla?

1. La respiración afecta y es afectada por todo tu ser (principio de Unidad). Cuando tu cuerpo está libre de tensiones innecesarias, la respiración genera una ola de movimiento de que se siente de la cabeza a los pies, y masajea todos los órganos. La respiración es también un medidor de tu estado emocional y mental.

2. La respiración se “hace sola”, estás diseñado para respirar bien sin esfuerzos, cuando la dejás actuar libremente (principio de Diseño).

3. Incluso cuando no la dejás funcionar libre, respirás igual, porque es una función vital. Sin embargo, todo lo que le ponés de traba afecta la eficiencia de la respiración (principio del Uso).

4. Reconocer que la respiración requiere de movimiento en tus costillas (o sea en tus costados y tu espalda, y no solo en tu pecho) y genera movimiento en tu abdomen te empieza a dar una idea de las áreas que deberían estar libres para moverse con cada inhalación y exhalación (principio de Percepción).

5. Como la respiración se hace sola, no necesitás “aprender a respirar”. Lo que necesitás es aprender a dejar de interferir con tu respiración (principio de Medios y Fines).

6. Y ahora que sabés que la respiración ocurre, la próxima vez que te digan “respirá profundo”, ya sabés que tenés que frenar tus ganas de hacer un esfuerzo por aspirar un montón de aire. En vez, date unos segundos para reconocer las zonas que necesitás liberar para que, al moverse libremente, creen solitas más espacio para más aire (principio del Hábito).

Muy bien, suficiente teoría. Vayamos a lo práctico. Pero antes, sacudámosnos un poco para despertarnos. Mové un poquito el cuello, los hombros, los dedos de los pies y las manos… o simplemente sacudite vigorosamente como un perro mojado.

¿Dónde necesito crear espacio para que se libere la respiración?

Los lúgares que siempre se mencionan para esto son las costillas (espalda y costados del cuerpo) y el abdomen.
Yo te voy a proponer 3 otras zonas que para mí son claves, ya que pemiten liberar la espalda, las costillas y el abdomen.
Te sugiero probar lo siguiente recostado en posición semi-supina.

1. Las ingles.
Cuando hay espacio en la articulación de la cadera, se liberan también el diafragma pélvico, la espalda baja (las lumbares), el diafragma abdominal y las costillas bajas.

2. Las axilas.
Cuando hay espacio en la articulación del hombro se libera el cuello y la espalda alta y costillas superiores.

3. La mandíbula.
Al dejar de apretar las muelas se libera la tensión del rostro, la garganta, la lengua y la parte alta del cuello.

Ahora, creá espacio en todo tu torso y tu cuello, trazando líneas que unan diagonalmente tus ingles con tus axilas, y tus axilas con tus orejas.

Finalmente, notá el flujo de aire que entra y sale naturalmente cuando respirás.
Cuando el aire entra, permití que tu mandíbula, axilas e inglés se suelten un poquito más, sintiendo como los costados de tu cuerpo se expanden.
Cuando el aire sale, permití que tus diagonales se suelten y expandan, y sentí como crecés en largo y ancho.

Si estás aventurero y querés jugar un poco con tu respiración, podés dejar que tus exhalaciones sean más largas que las inhalaciones. Este es un gran ejercicio para bajar las revoluciones y calmar a todo tu sistema nervioso.

Recordá siempre que no estás “haciendo” nada, simplemente estás “permitiendo” que la respiración ocurra mediante la liberación de tensión y la creación de espacio interno.

Y ya que estamos respirando tan libremente, aprovechemos para bostezar y desperezarnos, soltando mandíbula, axilas, ingles y dejando que se expanda grande todo el torso.

Te invito esta semana a jugar con esto de la respiración, experimentá con lo que propuse y contame luego cómo te fue.
Si te quedaron dudas, preguntas o tenés un comentario, te invito a dejármelo en el espacio para comentarios o enviármelo por email.

Cerremos este encuentro volviendo a nuestro centro, respirando allí, dejando que se aquieten las aguas, y quedando así listos para nuestra próxima actividad.

Hasta la próxima.

Victoria.


viernes, 3 de octubre de 2014

On 15:24 by Unknown in    No comments
Un blog sobre cómo crear espacios

Hola. Soy Victoria. Bienvenido al blog. ¿Cómo estás hoy?

Yo tiendo a andar un poco acelerada. Fuera de mi centro. Por eso me gusta parar cuando noto que algo nuevo empieza.

Te invito a centrarnos. Solamente pará con todo lo que estabas haciendo, notá tu respiración y las sensaciones que te llegan a través de tus sentidos. Inhalemos y exhalemos juntos.

Gracias. Ahora sí, arranquemos.

En este blog me gustaría contarte lo que he aprendido sobre crear espacios: espacios mentales y físicos, espacios dentro y fuera, espacios entre el estímulo y la reacción.
Me quedo contenta si al final de este encuentro te pude comunicar algo de lo liberador que es darse esos espacios; y si no los conocés que te haya tentado lo suficiente para probarlos.

¿Cuál ha sido tu experiencia con tu espacio personal?

Voy a mostrarte cómo creo yo mis espacios.

Me baso en los siguientes principios:

Unidad: Si creo espacio en mi cuerpo, tendré espacio en mi mente.

Diseño: Mi cuerpo está diseñado para ocupar cierto espacio con libertad, y lo hará  si se lo permito.

Uso-Estructura-Funcionamiento: Cuando le doy su debido espacio a mis estructuras, estas funcionan mejor.

Mejorar la percepción: Cuando las estructuras tienen espacio, las puedo percibir mejor que cuando están apretadas.

Parar y Elegir: Como mi hábito es atropellarme, necesito parar antes de actuar, para darme espacio para elegir.

El Cómo sobre el Qué: Darme espacio físico es solo posible si me doy espacio mental también. Cómo me doy ese espacio es lo más importante. Por eso, si estoy muy acelerada, me acuesto en semi-supina; me doy las mejores condiciones para parar realmente.

¿Te parece si antes de seguir, nos damos un poco de espacio?

Te invito a que bostecemos y nos estiremos un poco, para darle aire a los tejidos y las articulaciones.

Bueno, a nivel práctico, ¿cómo creo mis espacios?

Lo primero es decidir qué espacios estoy necesitando habilitar.

¿Dónde se está trancando el flujo de movimiento? ¿Dónde hay tensión? ¿Dónde siento que estoy fuera de ritmo?

Una vez que identifico el área que pide más espacio para funcionar o integrarse, busco en su estructura algunos puntos para tomar de referencia, y trato de entender cómo está diseñada para funcionar.

Si lo que quiero es crear espacio en mis pies, puedo mirar su anatomía en un libro, y luego palparlos en mi propio cuerpo.
Si no tengo ni idea qué hacer, pido ayuda a alguien que sepa más que yo del tema.

Elijo dos puntos en la estructura que quiero liberar. Los toco simultáneamente y me doy cuenta que hay un espacio entre ellos. Los uno con una línea imaginaria e imagino que los extremos de esa línea se alejan entre sí, flotando como en corrientes de agua opuestas.

Te invito a que pruebes esto por ti mismo. Elegí puntos en tu cuerpo,  unilos con líneas imaginarias, y dejá que floten alejándose. Ayuda hacerlo acostado boca arriba sobre el piso, con tus pies apoyados y tu cabeza apoyada sobre un libro gordito.  

Al hacer este ejercicio, reconocé todo el espacio que hay entre punto y punto. También podés reconocer el espacio a tu alrededor, dejando que tus líneas se proyecten más allá del límite de tu cuerpo.

Este espacio que te creás dentro, fuera, entre tú y los estímulos que te llegan, este espacio te vuelvo multi-dimensional, te vuelve real, te de-vuelve a ti mismo.

Te invito a vivir desde este lugar y volver a él cuantas veces quieras.
Es tu espacio personal.
Es tu casa, es tu verdadero hogar.

Hasta la próxima.


Victoria