miércoles, 20 de febrero de 2013

Ayer tuve un intercambio de trabajo de Técnica Alexander con una profesora. Hacía semanas que no recibía manos de otro profesor, y la verdad que las estaba extrañando.

En cierto momento, yo estaba comentando algo sobre mis vacaciones y mi profe tenía sus manos en mi hombro cuando ella me dice, "¿Notás que al hablar se retrae tu omóplato?" No lo estaba notando en ese preciso momento ya que estaba muy compenetrada en mi cuento, pero esa retracción es un hábito conocido, por lo que no me sorprendió su observación. Me propuse seguir mi cuento "inhibiendo" esa retracción y ¡guau! me di de lleno contra la "unidad psicofísica".

El hecho es que me era imposible contar mi cuento con la emoción y sentido que estaba dándole hasta ese momento si al mismo tiempo inhibía parte del paquete, o sea la tensión en mis hombros. Si inhibía esa tensión necesariamente debía contar mi historia con otra tonalidad emocional (y en los hechos, al inhibir la tensión lo único que noté es lo intrascendente de la historia que estaba contando y que sin mi bagaje emocional y de tensión corporal asociado, ¡ni a mi me interesaba la historia! jajajaja).

Acto seguido me di cuenta que al escuchar también me tensionaba; y noté el acto de valentía que implica soltar nuestra sensación de tensión habitual, nuestra coraza emocional, y realmente recibir desde un lugar nuevo la presencia y palabras del otro. Esa "nueva" Victoria que escuchaba no tenía respuestas conocidas, no tenía pre-conceptos sobre la experiencia ni la persona que la acompañaba.

Mantener ese nivel de apertura no me es fácil. En los hechos, me da mucho miedo. Así que me permití fluctuar entre ese estado de libertad y mi más conocido estado de autodefinición actual. Pero la experiencia, el "insight" quedó grabado, y espero poder desarrollarlo con el tiempo.

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