domingo, 22 de enero de 2017
Estoy de semi-vacaciones hasta fin de mes y esto me deja suficiente tiempo y energía para empacharme diariamente de movimiento en todo su espectro: desde el ejercicio físico puro y duro (correr y ejercicios de fuerza, potencia, y velocidad), pasando por el Pilates en sus versiones de mat y aparatos, y finalizando con procesos de Bones for Life (práctica netamente somática de conciencia y escucha corporal).
Estos
tres puntos del espectro del movimiento desafían a mi cuerpo, mente y espíritu
desde diferentes ángulos.
El
ejercicio físico más clásico, con su énfasis en la velocidad, intensidad y
potencia no me da suficiente tiempo para “pensarme” y me obliga a confiar en la
organización postural que ya tengo integrada. Esto quiere decir que también
revela los lugares donde no la tengo tan clara. A su vez, me pone en un estado
psico-físico muy diferente al que accedo desde las prácticas más “suaves”,
recluta mi energía “yang” por así decirlo.
En
contrapunto, los procesos somáticos, con su énfasis en la conciencia, el “menos
es más” y la escucha profunda me obligan a notar las consecuencias en todo mi
ser de cada acto, cada movimiento, cada esfuerzo, para poder soltar lo que no
es necesario y lo que me lleva en direcciones opuestas a mi objetivo. Las
prácticas somáticas son momentos de mucha “honestidad”, donde tengo que
reconocer lo que está ahí y lo que no, es permitirle a mi soma expresarse sin
imponerle mis pre-conceptos, es dejarme sorprender por lo que me muestra.
En un
punto medio, el Pilates ocila entre ejercicio físico conciente y conciencia del
físico en el ejercicio... según como uno quiera prácticarlo. El foco principal
del Método Pilates es lograr espacio, flexibilidad y estabilidad en la columna
vertebral a fin de darle espacio a la respiración y los órganos durante el
movimiento.
Practicar
Pilates es aprender a moverse sin perder ese espacio vital. Esto requiere
“pensar” para moverse, organizar el cuerpo desde adentro. Pilates no son los
ejercicios que se practican, sino cómo y con qué objetivo se ejecutan esos
ejercicios.
En
conclusión, Pilates, para mí ha sido siempre mi sala de ensayo y mi laboratorio
de práctica, tanto para las técnicas somáticas con las que estoy vinculada, así
como para las formas de ejercicio físico más duro que practico. Pilates me da
ese punto medio, esa sensación suprema de la organización psico-física profunda
en movimiento y el deleite de desafiarme a ir más allá de lo que creo que puedo
hacer.
- Victoria
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